La protectora de animales Peludos sen Fogar cesará su actividad antes de dos meses. Así lo anunciaban las componentes del colectivo al comienzo del presente año. La falta de ayudas económicas, la carga de trabajo que tienen y la falta de voluntarios son los tres principales motivos por lo que no pueden mantener la organización abierta y seguir ayudando a los animales en la granja de A Baíña en Agolada.

A día de hoy, Estefanía Rodríguez Alves es la encargada principal de realizar todo el trabajo en la protectora: "Se me hace muy difícil porque hago unos 50 kilómetros por día, son muchos gastos que no puedo sostener", afirma. Cuenta con algunos voluntarios, pero la mayoría de ellos solo pueden ayudar de forma esporádica. De los ocho integrantes que empezaron con el proyecto, actualmente solo queda Estefanía Rodríguez, "muchos se fueron de Lalín, otros no dan compaginado; es un compromiso muy grande, porque si quedas en ir dos días hasta allí, tienes que ir porque los animales lo necesitan, no se puede tomar cambiar de un día para otro. Son seres vivos que necesitan nuestra ayuda", explica Rodríguez. Además, añade que mucha gente ve esto como una responsabilidad enorme y que "se les queda muy grande".

Hasta el momento, Peludos se mantenía con la ayuda de la gente. Nunca recibieron ninguna subvención del concello, "ni económica, ni tampoco de difusión", aclara. Sus ingresos provenían también de los mercados que montaban en las ferias y demás eventos, vendiendo merchandising de la organización. Por eso les resulta complicado mantenerse abiertos, porque las ayudas para mantener cuidados a los animales son necesarias.

En la protectora quedan seis animales para los que solicitan cinco familias. Todos ellos son de raza mestiza, según explica Rodríguez. Cuatro de ellos son muy sociables y están acostumbrados a vivir dentro de las viviendas, sin ningún tipo de problemas, puesto que están educados. Los otros dos son hermanos y son más complicados: "Vivieron siempre en la protectora y esto les causa mucho miedo, por eso pedimos que se haga una adopción conjunta, por que siempre vivieron juntos y así se adaptarán mejor entre ambos", comenta. Cinco ellos tienen una edad de tres y cinco años, la otra perra no saben la edad porque llegó a la organización ya mayor. En cuanto al tamaño se encuentra entre media y grande estatura. "No queremos cerrar esto sin tenerlos adoptados, porque son nuestros perros y queremos que se vayan con familias que los quieran", aclara.

A pesar de que el trabajo no será el mismo, en cuanto a tener la protectora agoladesa de A Baíña, están pensando en cambiarle el rumbo para no dejar de ayudar a los peludos. En un principio, cambiaron su página de Facebook. A través de la misma darán visibilidad a los animales que desaparecen o que buscan una vivienda. Conocen que en las redes sociales "estas noticias se mueven muy rápido, entonces sabemos que de esta manera podemos seguir ayudando", destaca. Aún así, tiene claro que, aunque reciba ayuda económica y de voluntarios, no será suficiente para mantener la protectora, por lo que no piensa en volver a abrirla.

Después de casi seis años al frente del colectivo, su ayuda sirvió para que muchos animales ahora tengan un hogar. Aunque no desaparecerán del todo, su labor cambiará mucho. Además del cambio a ser un servicio de difusión, están cerrando otros proyectos que pronto pondrá en marcha.