Mientras que la Benemérita instruía la oportuna investigación acerca del ataque de perros que sufrió el domingo María Fraiz Taboada, esta se recupera de sus heridas, descansando en su casa rodeada del cariño de los suyos. Afortunadamente, está curando bien" de sus heridas, explicó ayer a esta Redacción su yerno, Jesús Armenteros, que también confirmó que, aunque "la evolución es buena", tiene que ir a diario al hospital y al centro de salud para que le hagan curas en las heridas que sufrió durante el ataque.

Si bien en los dos primeros días la familia se avino a hablar con los medios para hacer público lo sucedido, convencida de que "alguien" -en alusión a las administraciones- tiene que tomar medidas para que el ataque no quede impune y nadie vuelvaa sufrir algo así, tanto María como los suyos buscan ahora "tranquilidad" y "solución" a un problema que les suscita una profunda preocupación.

Admiten que tanto María como los suyos tienen "miedo" a salir de casa y que la situación que padeció la octogenaria cuando regresaba caminando de misa se repita. "Queremos lo lógico y coherente", explica Armenteros: "que quiten esta perrera y que este vecino deje de hacer daño a los vecinos. Es duro vivir sin internet, sin teléfono, sin carretera... " pero, por "encima de todo", lo peor es que "una pobre anciana pierda su derecho a poder venir de misa andando. Alguien tiene que tutelar y solucionar esto de una vez".

La familia, que ayer presentó la denuncia por lesiones, subraya que "en el rural nos gusta vivir con igual dignidad y respeto" que en las ciudades. En los últimos días ha recibido numerosas muestras de solidaridad, como la de una mujer de Toledo que sufrió en su día un ataque similar.