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Deza en la época sueva y visigoda

El territorio alcanza relevancia durante la dominación sueva por ser Lalín corte de reyes, con la construcción de su torre - Durante el siglo XI surge un espíritu autónomo en la comarca, a través de señores y congregaciones monásticas - En los siglos XII y XIII vive un despegue demográfico por los avances agrícolas

Las iglesias de San Martín de Lalín de Arriba, Santa María de Donramiro y San Salvador Camanzo. Bajo estas líneas, los monasterios de Carboeiro y San Pedro de Vilanova. // AVN

Etimológicamente, Deza es una palabra de origen latino, de la misma raíz que el numeral cardinal Decem, que sufrió un proceso de evolución fonética: la consonante "m" en final de palabra desaparece, la "c" ante la "e" fricativa se convierte en "z", dando origen a Deze, la "e" delante de "z" desaparece, pasando a pronunciarse popularmente Decha, Deça, Deza. En la Academia de la Historia hay dos documentos en los que aparece una referencia al río Deza que fue el que dio origen a la tierra de Deza: " Falaco, hijo de Vicente y de Domnela, vende a Hermiario presbítero los lugares del valle del Rio Deza" (año 863), " El Conde Ramiro Pérez y su hermano García Pérez venden y dan a Pedro Díaz y Arias Díaz una heredad al río Decha y cerca de Lalín, en el lugar de Pazos" (año 1132). Este Conde Ramiro Pérez, pudo ser el que dio origen al nombre de la parroquia de Don Ramiro (Lalín). ¿Quién le puso el nombre de río Deza y cuándo empezó a emplearse? Es imposible saberlo, no existe ningún documento para poder demostrarlo.

Sea lo que se quiera, el caso es que esta tierra a través de toda la Edad Media y principios de la Moderna se denominó Deza, al igual que el río principal que la atraviesa, que desagua en el Ulla y que pudo ser el que le dio nombre a la tierra que le rodea: tierra de Deza. Hasta principios del siglo XIX, se utilizó este término para designar la Jurisdicción de Deza. Hoy día el nombre de Deza tan solo se usa para señalar uno de los tres arciprestazgos en que está dividida esta tierra; los otros dos arciprestazgos hacen o dicen también relación a aquel, pues se llaman Trasdeza y Quireza.

Primeras referencias

La historia de Deza está documentada desde el siglo VI, como demarcación eclesiástica del obispado de Lugo, con la creación del Condado Decense, cuyos límites solo sufrirán leves cambios a lo largo de los siglos. A través del Parroquial Suevo, también conocido como División de Teodomiro -documento datado en la segunda mitad del siglo VI- conocemos la organización administrativa eclesiástica del Reino Suevo de Galicia, en él se enumeran las trece diócesis que había en Galicia y las parroquias que le corresponden a cada una, para evitar disputas entre obispos. El Condado de Deza aparece adscripto a la diócesis de Lugo.

En el 569, siendo obispo Nitigio y reinando Teodomiro, se celebró el Concilio de Lugo, en el que se acordó hacer una nueva división de las diócesis: se separó la sede metropolitana de Lugo de la sede de Braga y se hizo una nueva división de los condados. Según las Actas del Concilio, las Escrituras Lucenses (redactadas en el siglo XII), se determinó la organización administrativa de la diócesis de Lugo, con la división en once condados, entre ellos el Condado Decense, que ya existía y pertenecía espiritualmente desde antiguo a la diócesis de Lugo.

Según el investigador y cura de Lalín Buenaventura Cañizares, el Condado Decense " comienza en el Monte Summio, desciende directamente al río Arnego, sigue hasta el puente de más arriba del puente Asnoioso y de aquí, directamente hasta el Monte Aucto, desde donde por la Sierra hasta el monte de Cusanca y así cierra por el monte de Dozón y luego a la Portela de Caurias, concluyendo hasta el Summio". El río Arnego sigue manteniendo su denominación; Asnoiso es Arnois; Monte Aucto es Montouto, más conocido como Candán; Portela de Caurias hoy se llama Portela de Coiras (S. Juan de Coiras, en Ourense); y el Summio es, ni más ni menos, que la Serra do Farelo. Este Condado de Deza comprendía el actual Partido Judicial de Lalín, más o menos, las actuales tierras de Deza, Trasdeza, Camba y Dozón y el aguijón de Valboa hacia Ponte Ulla.

Audeca, Andeca o Xan Deza

Las Actas del Concilio es el escrito más antiguo donde se encuentra registrado el nombre de la tierra de Deza, donde se lee que el " Condado estaba atravesado por el río que le dio el nombre y que viene a nacer en Mosteiro al pie del monte llamado Pena de Francia". La delimitación del territorio del Condado Decense por el Concilio de Lugo es la primera referencia documental que poseemos de nuestra comarca y coincide en buena parte con su demarcación actual. El Concilio de Lugo no fue el creador de los condados, sino el que " estableció sus límites". Deza figura como el séptimo condado perteneciente a la diócesis, y no solo espiritualmente, sino también en el señorío temporal.

Probablemente, antes de este Concilio ya existía el Condado de Deza, que pertenecía desde antiguo a la diócesis lucense. La división en condados, como célula básica de gobierno, fue una de las peculiaridades del reino suevo. Durante la época sueva, esta comarca debió tener gran importancia, porque crearon un condado, el llamado Decense. Un condado en aquellos tiempos significaba tener una vida propia y floreciente, aunque no del todo independiente, pues estaban gobernados en conjunto por el monarca, que ellos elegían. Algunos autores dan por supuesto que el último rey de los suevos, el usurpador Audeca o también Andeca, fue el primer Conde de Deza, pues era conocido por Xan Deza, afirmarlo puede ser una deformación de la historia.

A comienzo del siglo V, año 409, la llegada de los pueblos germánicos, suevos, vándalos y alanos a la Península Ibérica supuso el final del Imperio Romano de Occidente y, por tanto, también en Galicia. Con un acuerdo, Foedus, con el emperador romano Honorio, los suevos formaron el Reino Suevo de Galicia, con capital en Braga (Portugal), establecieron la primera monarquía independiente de la Península y alrededor de 550 terminaron convirtiéndose al catolicismo. Los nativos conservaron sus castros y propiedades y se mantuvieron independientes bajo la autoridad de sus obispos. El reino suevo duró 150 años, hasta que se integró en el Reino Visigodo de Toledo en 585.

Los suevos se fundieron con la población nativa adaptándose al modelo socioeconómico galaico-romano. En esta época se produce el abandono progresivo de los castros. La agricultura pasó a ser de espacios abiertos, lo que supuso cambios en la propiedad de la tierra, convirtiéndose los suevos en los propietarios de las mayores explotaciones existentes, las villae romanas, aunque el campesinado conservó la posesión de su tierra.

Durante la dominación sueva, la tierra de Deza alcanza relevancia a través de Lalín, por ser corte de reyes. A falta de otras referencias históricas, las leyendas locales hacen natural de esta comarca al último monarca suevo, Andeca, conocido como Xan Deza. La leyenda que identifica al último rey suevo, Andeca, con el Conde de Deza, tuvo su origen en Benito Vicetto, que aparece en su libro Historia de Galicia y luego la utilizó en su novela histórica, Xan Deza, fabulación literaria que hizo famoso al rey dezano.

El Condado de Deza duró desde el siglo VI hasta el siglo XI. Los nombres y hazañas de los condes de Deza hasta la segunda mitad del siglo IX son totalmente desconocidos. Alguien da por supuesto que el primer conde de Deza pudo ser el propio Andeca, quien habitó la hoy desaparecida Torre-Fortaleza en el núcleo de Lalín, corte del Reino Suevo, cuando Andeca se proclamó rey.

El rey suevo Miro II, hombre muy piadoso y que solo hacía lo que le mandaba San Martín Dumiense, murió en 583, dejando como rey a su hijo, Eborico, encomendado a su mujer Seguncia. Pero Seguncia se enamoró de Andeca o Xan Deza, con el que se casó y, ambicioso de poder, destronó a Eborico, lo recluyó en el monasterio de Dumio y mandó cortarle el pelo dejándole por ello -según costumbre de los suevos- incapacitado para reinar. Xan Deza se hizo rey de Galicia, pero no disfrutó mucho tiempo del poder, tuvo un breve mandato (584-585) ya que fue derrotado por Leovigildo, que invadió el territorio suevo, bajo el pretexto de impedir la usurpación de Andeca y después de haberlo sometido, lo dignificó con el honor del sacerdocio, a su vez le cortó las barbas y las melenas y fue recluido en el monasterio de Beja, en Portugal. Anexionó Galicia al Reino Visigodo, acabando con la monarquía sueva, que tan floreciente y poderosa había llegado a ser. Dejó de existir el reino suevo y quedó convertido en una provincia del Reino Visigodo de Toledo.

El fijar la residencia de los Condes suevos de Deza en un lugar determinado no es más que una conjetura, más o menos arriesgada; con todo, parece lo más verosímil el localizarla en términos de la parroquia de Barcia o bien en un lugar próximo al actual pazo de Des. Todavía se dice entre las gentes de Barcia que allí estuvo la casa o pazo de los suevos.

A finales del siglo XIX, el historiador Benito Vicetto trascribió el nombre Audeca o Andeca como Xandeza o Xan Deza, relacionando la raíz etimológica de este nombre con la Comarca de Deza. Los condes de Deza de los que tenemos noticias fueron: Betote, Gonzalo, Pelayo y Gonzalo Peláez. Es posible que el arzobispo de Santiago Pedro Suárez de Deza fuera descendiente de estos condes y también el caballero y líder militar Arias Pérez de Deza, esposo de Ilduara Pérez de Traba. Su padre, Pedro Arias de Deza, fue descrito como un " caballero de Deza", en un documento de 1115.

El Condado de Deza cesó cuando la condesa Doña Adosinda, esposa del conde Gonzalo Peláez, a su muerte, acaecida hacia el año 970, decidió ingresar como monja en el monasterio de Sobrado, hizo una renuncia total de sus derechos sobre el Condado de Deza, a favor del rey Bermudo II, hijo de Doña Elvira, hija del conde de Deza Don Pelayo; a partir de esta fecha, ya no habrá más condes en Deza y comienza el dominio absoluto de los reyes leoneses sobre la tierra de Deza. Luego hubo, señores, mayordomos y demás, que ejercieron su poder en feudo, bien del Rey, bien de la Mitra Compostelana.

Wamba, rey obligado

Durante el reinado de los visigodos, parece que hubo otro rey de la tierra de Deza. Una vieja leyenda, recogida por Vicente Risco y Otero Pedrayo, cuenta que en el actual lugar de Mosteiro (Dozón) vivió el rey visigodo Wamba (672-680), donde hay una antigua casa con un escudo en el portalón de entrada y una fuente con el mismo nombre, que se considera la casa natal del rey. La tradición oral señala que Wamba era hijo del rey visigodo Recesvinto y de una de sus criadas, que, al ser expulsada de la Corte, vino a vivir a lo que hoy se conoce como Castro Real de Dozón.Posteriormente, al morir el único hijo de Recesvinto, este mandó buscar al hijo de la criada a Dozón. Cuando llegaron para llevarlo se encontraba arando y dijo que no quería ser rey, le amenazaron con matarlo y le obligaron a serlo. Francisco Vilariño, en su Historia de Lalín, escribió la siguiente cuarteta: " Desfacendo un terrón / veulle un cabaleiro a decir / ¿queres ser rei ou morrer? / Estando Wamba en Dozón". Fue ungido rey en Toledo por el obispo Quirico, el 27 de septiembre del año 672.

De Lalino a los Churruchaos

Otras fuentes medievales en las que se hace referencia a la tierra de Deza datan del 980, cuando el obispo de Mondoñedo, Arias Peláez, descendiente de los Condes de Deza, Don Gonzalo y Doña Teresa, fundó el monasterio de San Martiño de Lalín de Arriba (980). Los terrenos en los que se asentó el monasterio eran explotados por un colono llamado Lalino y de ahí vendría el nombre de Lalín. Esto no tiene base histórica, sino legendaria. Posteriormente, al lado de la Fortaleza, surgió el Casal da Torre, que, con otras casas aisladas, formaron el primitivo núcleo de Lalín. Aparecieron nuevas redes de caminos, por eso fue necesario hacer nuevos puentes. En Deza se construyeron, en esta época, los puentes de Vilariño (862), Toiriz (877), Taboada (912) y la Ponte dos Cabalos (970).

Desde el siglo IX se inicia en la tierra de Deza un espíritu autónomo en la comarca, a través de los señores y las congregaciones monásticas, tanto ante el rey como ante el Cabildo de Santiago. El primer linaje relevante fue el de los Betotes, poseedores del título de Condes de Deza.

En el siglo XIII, la condesa de Camba, Mayor Vázquez de Rodeiro, casó con Alonso Suárez de Deza, naciendo la poderosa familia de los Suárez de Deza, conocida como Churruchaos, intensificándose las rivalidades con los arzobispos de Santiago. Durante estos siglos los señores eclesiásticos atesoraron un fuerte dominio. En Deza, los Suárez construyen la Torre-Fortaleza de Lalín, en el antiguo emplazamiento suevo y otras de vigilancia en distintos puntos de sus dominios: Torre de Chapa (Silleda), Monte do Castelo (en el monte Carrio, Lalín), Torre de Galegos (Lalín), Torre da Valouta (Moimenta), entre otras.

Entre los siglos XII y XIII, Deza vive un despegue demográfico, especialmente en el segundo, con los avances en la agricultura. El sistema foral propicia rentas a los señores laicos y eclesiásticos. La época de bonanza económica se tradujo en la construcción de iglesias, monasterios, ermitas y torres, teniendo el románico local su gran esplendor. Se construyeron iglesias románicas de inestimable valor, como las de San Pedro de Alperiz, San Juan de Anzo, San Miguel de Bendoiro, San Cristóbal de Composancos, Santa Marina de Cangas, Santiago de Catasós, San Martín de Cello, Santa María de Donramiro, San Pedro de Erbo, Santa María de Filgueira, San Martín de Lalín, Santa Eulalia de Losón, San Adrián de Moneixas, Santa María de Noceda, Santa Eulalia de Palio, San Juan de Palmou, San Martín de Prado, San Julián de Rodís y San Juan de Vilanova.

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