A falta de emoción en la parroquia de San Mamede de Millerada, un vecino de origen francés ha decicido orquestar una carrera de carrilanas para poder disfrutar, como nunca antes, de su fiesta estival.

Ocho fueron las carrilanas que en la tarde de ayer se presentaron en la primera edición de este peculiar pasatiempo que fija su mirada de cara a su consolidación futura.Algunos de estos automóviles artesanales se habían hecho en tiempo récord: dos días. En cambio, otros más elaborados necesitaron un proceso de fabricación de casi un año.

Además de las carrilanas, los niños fueron los segundos protagonistas en la tarde de ayer, iniciándose en la técnica de creación de estos vehículos. También a ellos se dirigieron algunas preguntas relacionadas con el pueblo, surgidas con la pretensión de evocar al pasado y mantener viva la memoria de los 500 habitantes con los que aproximadamente cuenta el lugar de Millerada.

Para hoy se augura una jornada de entrenamientos que se llevarán a cabo para intentar perfeccionar la técnica-o mismo el arte- de bajada. En cambio, llegado el domingo se podrá comprobar si dicho entrenamiento ha obtenido sus frutos, colmando de alborozo al público asistente y a los participantes de esta amistosa competición de carrilanas.

Con todo, las calles no serán todavía tomadas por las carrilanas; en su lugar, los pasacalles de gaiteiros amenizarán la mañana.