En Semana Santa, el precio del combustible se convirtió en el más caro de los últimos cuatro años. Ahora, a punto de empezar el puente festivo más importante del verano, los vecinos que se desplacen en coche tendrán que volver a enfrentarse a una nueva subida del combustible que, en realidad, se arrastra desde hace dos años. Según los datos de la web Geoportal, dependiente del Ministerio de Industria, el precio del gasóleo en las gasolineras dezanas se movía ayer (aunque algunas estaciones tenían los datos sin actualizar) entre los 1,169 euros por litro de la gasolinera de la cooperativa Aira, en Silleda, y los 1,269 de la de Galp en la N-525. Supone una subida de entre 0,09 y 0,16 céntimos por litro en comparación con los datos del mismo día del año pasado. Así que llenar un depósito de 70 litros costaba ayer entre 81,8 y 89,5 euros, entre seis y ocho euros más que en agosto del año pasado.
El incremento es similar en la gasolina de 95 octanos. Ayer, los datos de Industria marcaban un índice de precios con el valor más pequeño de nuevo para Aira, con el litro a 1,279 euros por litro, y los 1,399 que deben pagar los usuarios de la estación de Galp pero en la AP-53. Así que el depósito lleno cuesta entre 89,5 y 97,9 euros, es decir, entre 5 y 9 euros más en un año.
El precio del carburante varía a diario, y atiende a varios factores: la cotización internacional del barril del petróleo, los costes fijos de su transporte y los impuestos que aplique cada país. Así, desde 2015 las tensiones entre EE. UU. e Irán provocaron que el barril de Brent, la referencia que se toma en Europa, suba de forma continuada, al haber menos oferta de producto. Ayer estaba en los 72,34 dólares el barril, pero ha llegado a dispararse a los 79. Si a ello le sumamos que otros productores como Arabia Saudí también decidieron contener el volumen de producción, es lógico que al no poder cubrir la demanda mundial el precio siga escalando. La política internacional y el transporte fija en torno al 50% del precio del combustible, y la otra mitad se corresponde a impuestos: el IVA y los dos tributos específicos de hidrocarburos y de ventas minoristas.
Así es que Trump y Oriente Medio tienen mucho que ver con la subida de precios que aplican todas las compañías. Repsol, por ejemplo, subió entre 12 y 14 céntimos su gasóleo en Agolada y Vila de Cruces, mientras que la gasolina se incrementó en 7. Es una subida igual a la que aplicó a sus tres gasolineras de Lalín pero es que aquí, con mayor densidad de población, el gasóleo (que no la gasolina) ya es más caro: 3 céntimos más por litro, de modo que el depósito lleno cuesta do euros más.
Precio según la ubicación
Cepsa, que cuenta con servicios en Vilatuxe y la entrada al casco urbano de Silleda, registra subidas en el gasóleo de, respectivamente, 14 y 16 céntimos, mientras que en la gasolina es e 0,09 y 0,11 céntimos por litro. De nuevo, la ubicación juega mucho a la hora de fijar un precio: en Silleda el gasóleo cuesta un céntimo más que en la localidad lalinense, y la gasolina está 0,9 céntimos por encima. La mencionada Galp, con servicio en la N-525 y en la AP-53, muestra en relación al año pasado un incremento de 14 céntimos por litro en el gasóleo y de 7,5 y de 16 céntimos, respectivamente, en la gasolina.
Otra de las compañías con filiales en la comarca dezana es Petronor. Su estación de Dozón subió 12 céntimos el gasóleo y 7 la gasolina, el mismo incremento que detecta la estación de Gres, que en el caso del gasoil llega a los 16 céntimos. Staroil, que opera en el Lalín 2000, aplica una subida de 9 céntimos en gasóleo y 11 en gasolina. Shell, en la carretera de Agolada a Melide, sube los valores en 14 y 10 céntimos..
