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La recolección arranca a finales de este mes

Los apicultores temen que la cosecha de miel caiga hasta un 50% por las lluvias de primavera

Las precipitaciones, que duraron hasta junio, afectaron a la floración -Las bajas temperaturas también frenaron el trabajo de las colmenas -Las explotaciones detectan un aumento de la plaga de la avispilla en el castaño

Antonio Gómez, de Mel do Saldoiro, con sus colmenas de Albarellos. // Bernabé/Javier Lalín

Entre finales de mes y principios de septiembre los apicultores comenzarán los trabajos de recolección de miel. Pero si el año pasado las heladas quemaron la floración y la sequía posterior no dejó brotar nada, esta vez la escasez de la cosecha será culpa de las precipitaciones. Fernando Pájaro, de Mel Pájaro (con sede en Filgueira) calcula que este año la producción puede caer hasta un 50%. "El agua impidió que las abejas pudiesen trabajar, y ahora la recolección ya está cerrada tanto en castaño como en brezo". A una cosecha que se presume escasa hay que restarle la reserva para el alimento de las abejas durante el invierno. En el caso de Mel Pájaro, suele estar en unos diez kilos por colmena, en función del volumen de ésta.

La producción de miel suele realizarse entre los meses de febrero y junio, con tiempo seco y una temperatura a partir de 12 grados. Unas condiciones que no se dieron este año, con el termómetro por debajo de la media (incluso en julio), profundos descensos del mercurio y aguaceros con episodios de granizo hasta finales de mayo, que destrozaron la floración tanto de brezo como de castaño, zarza y uz. Las tres últimas son las principales fuentes de alimentación de las abejas de Mel do Saldoiro, repartidas en 450 colmenas en montes de Albarellos, O Sisto, Maceira y Rodelas. Su responsable, Antonio Gómez Tapia, añade que "fue un año malísimo y ahora la cosecha ya está rematada", de forma que poco puede variar el resultado final la miel a base de roble, "ya que tendría que venir mucho calor" para mejorar una producción muy mermada. Hablando de temperaturas, resulta curioso que la ola de calor del pasado fin de semana, que causó estragos en la producción de leche y en la mortandad de explotaciones avícolas, sí benefició el trabajo de las colmenas.

Desde Zobra, Mel O Cortizo también adelanta que su producción de este año también va a notar una merma. "La floración fue mínima y se concentró en casi 15 días", explica Alberto Cachafeiro. Sus apiarios se ubican en la Serra do Candán y se nutren, por este orden cronológico, del brezo, del castaño y de zarzas. Son, en total, 220 colmenas que de momento no sufren el acoso de la Vespa velutina, pero tienen otro factor en contra: la plaga del castaño. La avispilla del castaño entró en Galicia hace cuatro años y ahora está extendida por casi toda la comunidad. En Lalín, hace meses que Salvemos Catasós dio la alerta de su presencia en las fragas tanto de Casas Vellas como de Quiroga. Los montes de Zobra no se han quedado al margen, y el problema está en que los castaños de que se nutren las abejas están en propiedades privadas sobre las que esta empresa no puede actuar.

Estas tres explotaciones, al menos, no sufrieron pérdidas de apiarios por incendios forestales durante la ola de fuegos del año pasado. La masa forestal que desaparece bajo las llamas supone una pérdida de alimento para las colmenas, que pueden tardar en recuperar su producción en zonas quemadas en un plazo de entre tres y cinco años. Pero afecta, también, a la miel que aún no se ha retirado de las colmenas, ya que el humo puede alterar su calidad. Por último, los incendios alteran gravemente la polinización, que en último término también tiene consecuencias para la alimentación humana.

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