Sabucedo vivió ayer el último curro de la temporada, un encuentro que desde hace unos años suma a esta ancestral tradición una importante vertiente solidaria. En esta ocasión se apostó por destinar el 25% de la entrada -tuvo un precio de 5 euros para los adultos y fue gratuita para los niños- a la Fundación Provincial do Banco de Alimentos de Vigo, entidad sin ánimo de lucro que busca alimentos, los almacena y los distribuye a cerca de 200 colectivos de la provincia Pontevedra que ayudan a más de 25.000 personas. Su presidente, José Luis Doval, recibió de manos de integrantes de la asociación Rapa das Bestas un cheque por importe de 1.700 euros.

Las otras tres cuartas partes de la recaudación de este tercer curro del año -unos 5.100 euros- en Sabucedo se destinarán a continuar mejorando las condiciones de vida de los caballos en el monte, un hábitat especialmente necesitado de desbroces para que las manadas de O Santo puedan acceder con mayor facilidad al alimento y para reducir el riesgo de incendio.

Aunque no alcanzó la entrada de los curros del fin de semana, este tercer encuentro entre hombre y caballo en Sabucedo volvió a ser multitudinario. Alrededor de 1.400 personas ocuparon el graderío del Campo do Medio para disfrutar de la labor de los aloitadores, que aprovecharon los trabajos propios de la Rapa para colocar una docena de geolocalizadores a ejemplares de cada una de las manadas.

La directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, el subdirector de Relacións cos Grupos de Desenvolvemento Rural de Agader, Javier Blanco, y los alcaldes de A Estrada, Forcarei y Pontevedra -José López, Belén Cachafeiro y Miguel Lores, respectivamente- fueron algunas de las autoridades que siguieron el último curro del año, en el que hubo varios gestos de homenaje a dos aloitadores fallecidos este año, Juan Carlos Monteagudo Bugallo y Juan Carlos Neira Obelleiro. La imagen del primero al frente de la yeguada de O Santo tomada por el fotógrafo Javier Lalín para FARO DE VIGO y que ilustra el cartel de la Rapa das Bestas de este año pasará a integrarse en la exposición permanente que puede visitarse en varios espacios de la parroquia de Sabucedo.

Las dos horas de encuentro sobre la arena del curro depararon alguna que otra incidencia, si bien, afortunadamente, no fueron más allá de algunos golpes y alguna que otra mano vendada.

La tarde reservó otro de los grandes momentos de la Rapa das Bestas, la "solta", el instante en que los caballos regresan a sus montes de origen. A diferencia de otros años, en esta edición las manadas partieron del cierre de O Castelo para recuperar su libertad. No regresarán a este punto hasta julio de 2019, cuando esta cabaña está llamada de nuevo a cumplir con la tradición que hace de esta parroquia de A Estrada una visita obligada.