Cuando Isabel Iglesias llegó el lunes por la tarde a su domicilio de Palmaz, en la parroquia lalinense de Goiás, se llevó una desagradable sorpresa. Su casa estaba completamente revuelta y de ella faltaban numerosas alhajas de oro y plata con las que suele comerciar, 2.500 euros en efectivo, un par de zapatillas deportivas, seis americanas de hombre y un chándal, todo valorado en unos 20.000 euros. La propietaria, que ayer ratificó ante la Policía Judicial de Lalín la denuncia efectuada el mismo día del asalto, había salido junto a su nuera a una cita médica y había dejado su casa vacía entre las 12.30 y las 16.00 horas, una vivienda unifamiliar en la habitan cinco personas.

"Es sabido por mucha gente que me dedico a ser comercial de piezas de oro", manifestó la dueña de la casa mientras relataba cómo entraron los ladrones en su casa. Al parecer, los asaltantes utilizaron un azadón que encontraron en el exterior del inmueble para acceder a la planta baja no sin antes destrozar el interruptor situado junto a la cancela de la finca, pensando que servía para abrir la verja de forma automática. "Patearon la puerta, y como no cedió, retiraron todas las macetas que estaban debajo de la ventana, rompieron el cristal y entraron por ahí a la casa", continuó relatando Iglesias mientras recibía visitas de sus vecinos para mostrarle todo su apoyo tras lo sucedido. La propietaria de la casa, cuyo marido no se encuentra estos días con ella por tener que trabajar en Palencia, desveló que además del azadón tanto ella como su nuera encontraron un bate de béisbol en una de las habitaciones, con los que los ladrones se habrían armado para la ocasión. Isabel Iglesias se mostraba ayer convencida de que el número de personas que asaltaron su domicilio "fueron como mínimo dos o tres", un extremo que le habrían confirmado los integrantes de la investigación.

Alhajas familiares

Entre las numerosas alhajas sustraídas el lunes en Palmaz figuran algunas piezas de gran valor sentimental para la familia Iglesias. "Se llevaron también varios bolívares de plata que usamos todos en casa como arras de boda, y también las joyas de mi madre", relató una desconsolada Isabel Iglesias. Tras haber recogido todo lo destrozado por los ladrones en las habitaciones durante el asalto a su casa, Isabel y sus familiares pudieron comprobar que faltaban, entre otras cosas, el documento de identidad del malogrado padre de la propietaria, algo que no alcanzaban a comprender ninguno de ellos.