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Dos décadas de magia junto al Ulla

O Areal de Berres, espacio de una de las fiestas de San Juan más aclamadas y concurridas de A Estrada, cumple 20 años

Dos décadas de magia junto al Ulla

El primer año no sonó la música pero prendió la llama. Corría el año 1998. Después de intensos meses de trabajo, había leña más que suficiente para alimentar la hoguera. Aquella noche de San Juan el fuego llegó a O Areal, en la parroquia estradense de Berres. Solo 13 vecinos contemplaron el crepitar de las llamas, a las que se le concede un efecto purificador en la noche del 23 de junio. Las brasas de aquel primer San Juan junto al Ulla no se dejaron apagar. Ni mucho menos. Se fueron avivando durante 20 años, hasta hacer que cada vez sean más quienes acuden a este paraje de A Estrada para saltar la cacharela al grito de meigas fóra.

La del área recreativa de O Areal es una de las fiestas más aclamadas y concurridas del San Juan en el municipio estradense. Las 13 personas que se reunieron el primer año en torno a la hoguera se aproximan hoy a las 2.000. Quienes estuvieron en aquel reducido grupo de vecinos que apostaron por celebrar esta tradición en un privilegiado entorno fluvial recuperado para el común de la ciudadanía recuerdan a la perfección la sensación de que había que compartir la magia que esa noche brotó a la orilla del Ulla.

Al año siguiente llegaría ya la música y la magia no dejaría de crecer. La fiesta incorporó muchos elementos que no hacen más que mantener cada vez más viva la llama y el atractivo de esta noche mágica, como la incorporación de barcas en las que llega el fuego.

Los impulsores de esta fiesta se muestran convencidos de que fue el propio paraje el que pidió ser escenario de una noche como esta. En este 2018 la celebración se concibe como "una ofrenda al río", un "rezo colectivo" que pedirá la paralización del proyecto de la mina de Touro-O Pino.

Con mimo

O Areal se cuida con mimo. Luce esplendoroso en cualquier época del año. Y no sin esfuerzo. Pasó de ser un sitio al que acudían a bañarse los jóvenes de la parroquia de Berres que conocían este bello paraje a hacerse universal, para el disfrute de todos.

Se bautizó con este nombre por la arena que se extrajo de este entorno. Quienes disfrutaban sofocando el calor en este enclave del Ulla se encontraron un día un alambre de espinos. De pronto se hizo evidente que su zona de recreo tenía dueño. La llegada de la concentración parcelaria animó a los vecinos a fijar en este espacio la masa común que necesitaban. No tardaría en llegar la época de limpiar y desbrozar, labor a la que se entregaron en cuerpo y alma y grupo de jóvenes.

La semilla germinó y este espacio continuó durante estas dos décadas ciudándose para acoger a quien esté dispuesto a disfrutar contemplando y respetando la belleza del Ulla. Mesas, bancos o esculturas animan a relajarse en esta ribera estradense. O Areal sopla el sábado, en la noche de San Juan, 20 velas. Su fuego mágico no se apagará.

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