Rafael Méndez, titular de la Ganadería Artoño SC, se encontró ayer a mediodía en su finca de Outeiro, en Artoño (Agolada), el cuerpo semidevorado de una novilla de ocho meses. La finca está anexa a la vivienda y está protegida por el pastor eléctrico, pero esta medida no fue suficiente para frenar la incursión de los lobos, "dos ó tres, según indicaron los técnicos del Seprona", calcula el ganadero. Méndez estima que el valor del animal ronda los 800 euros, pero es que no se trata ni del primer ataque, ni seguramente del último. "Hay veces en que, al parir las vacas, cuando vengo a recoger a los terneros recién nacidos ya ni están". En la parcela suelen pastar unos 15 animales, que disponen de un cobertizo para dormir y guarecerse del mal tiempo. A las frecuentes incursiones del lobo se suman, en los últimos meses, los destrozos del jabalí en sus prados, que hacen prácticamente imposible las labores de ensilado y de posterior siembra de maíz.