El Café Camilo de Lalín acogió en la tarde de ayer la presentación del libro "Dinamitadas, el despertar de la ironía", de la ilustradora sudamericana Ticiana Ghiglione Darriba. La autora realizó con éxito un campaña de mecenazgo que propició la llegada al papel de su personaje Dina Mita, una niña rebelde surgida de su imaginación que llevaba años dándose a conocer a través de las redes sociales.
-¿Esperaba el éxito de la campaña de mecenazgo del libro?
-La verdad es que fue todo fenomenal, aunque tengo que reconocer que tuve que recurrir a muchos amigos. Tenía confianza en poder conseguirlo, pero no sabía cuanto tiempo tardaría. Es que tampoco me parecía que fuera mucho pedir, así que al final todo salió muy bien para todos. Me moví mucho y creo que por eso lo conseguí. Fue un paso más dentro de todos los que vengo dando desde que empecé con Dina Mita porque se convirtió en la materialización de que podía salir adelante el libro.
-Su personaje es ecologista, republicana y feminista. Una chica de hoy en día, vamos.
-Me gusta que digan que es una especie de Mafalda del siglo XXI. Ella es muchas cosas pero pienso que lo que es de verdad es muy lista. Tiene algunas cosas de mí, como el hecho de que sea toda una buscavidas, como yo.
-¿Cómo y cuándo surge un personaje como Dina Mita?
-Todo surge porque yo estudié Bellas Artes y, además, un Máster de Ilustración. Cuando rematé pensé erróneamente que podría trabajar en lo que me había formado, pero la realidad me demostró que no. Tengo dado clases de todo, desde asignaturas básicas a los niños hasta materias que tenían algo que ver con el arte. Incluso limpié casas y locales para poder subsistir. La frustración que tenía de ver que no podía trabajar en lo mío y como los compañeros tenían que marchar porque la situación del país era y sigue siendo muy mala, provocó en mi la necesidad de echar fuera todo esa rabia que tenía. Así empezó todo, primero en el muro del Facebook, y poco a poco me identifiqué plenamente con el personaje hasta llegar ahora a ver como ya tiene forma de libro. Siempre digo que al final ella hizo la maleta y se marchó. Dina Mita no es un personaje mío, se trata de un personaje público.
-¿Habrá nuevas entregas de las aventuras de Dina Mita?
-Por supuesto. De hecho tengo ya varios libros en mente. A ver si la próxima vez encuentro una editorial que me la publique, y no tenga que pasar por lo del crowdfounding. Eso de tener que andar pidiéndole a los amigos que me lo paguen no quiero volver a hacerlo.
-¿Seguirán siendo historias de una justiciera contemporánea?
-Sin duda. De hecho, tengo pensado hacer una colección de libros que sería para niños sin cambiar para nada al personaje, y que Dina Mita siga siendo como es ahora. Será un trabajo más didáctico y centrado en la cultura gallega.
-A propósito de Galicia, tengo entendido que su llegada a la ciudad de Lugo no fue todo lo integradora que esperaba, ¿no?
-Es cierto. Tengo que reconocer que cuando llegué me costó mucho adaptarme a mi nueva vida aquí, más que nada por mi manera de hablar. Llegué en mitad del curso académico y me tuve que adaptar a un clima nuevo, a gente nueva y a compañeros a los que le hacía gracias mi acento, y no me lo pusieron muy fácil, la verdad.
-¿Ha conseguido por fin vivir de su trabajo como ilustradora?
-¡Qué va, hombre! En la primera viñeta que hice para el libro le preguntan a Dina Mita qué quiere ser de mayor, y ella contesta que lo que le dejen ser, a lo que le replican que puede ser lo que quiera, y ella responde que si podría ser ilustradora de viñetas. Lo hice porque se trata de un libro que saqué a delante con el mecenazgo, con mucho esfuerzo, y con muchas colaboraciones de gente. No es fácil vivir de esto, y en mi caso ahora tampoco es demasiado factible. Lo importante es no dejarlo de lado e insistir en lo que te gusta y crees.
