El contencioso entre los vecinos de Lalín de Arriba y el Obispado de Lugo por la titularidad de una de las iglesias más antiguas del municipio se judicializa. Representantes de la Asociación de Veciños San Martiño han denunciado en los Juzgados de Lalín a la diócesis por haber registrado a su nombre el templo, algo que ya ha sido notificado en sede episcopal. De todas formas, el Obispado tiene pensado presentar las alegaciones oportunas para demostrar la titularidad de la iglesia de Lalín de Arriba, tal y como indicó ayer el párroco de Lalín, Marcos Torres. "La diócesis defenderá los derechos de todos los católicos de Lalín", recalcó el sacerdote al conocer la denuncia.

Cabe recordar que después de que la diócesis realizase el registro, hace más de dos años, el colectivo vecinal optó por solicitar asesoramiento legal antes de iniciar ningún otro procedimiento al respecto para conocer el marco legal a la hora de llevar a cabo la defensa de la titularidad de la iglesia. Después de contar con un informe jurídico al respecto trasladaron a los socios y vecinos las conclusiones que se esgrimen de este documento para acordar cuales eran los pasos a seguir. Tras varias reuniones celebradas por parte de los vecinos del lugar, es ahora cuando el colectivo San Martiño toma la decisión de presentar en sede judicial la denuncia contra el obispado. El vecindario defiende que el templo fue adquirido en 1905 y que desde entonces han sido distintas generaciones las que se han encargado de su gestión. En concreto, los habitantes de Lalín de Arriba optaron por esta solución para evitar el derribo de la edificación religiosa y la utilización de los sillares para la construcción de la iglesia de Lalín. En aquella época los vecinos aportaron 1.500 pesetas de la época para hacer frente a la compra, a las que se sumarían otras 1.000 pesetas que proporcionó el Obispado de Lugo para garantizar su conservación.

En un principio, los vecinos matizaban que sólo buscaban aclarar la titularidad de la iglesia y abogaban por tratar de esclarecer la cuestión directamente con la diócesis para evitar una judicialización del proceso que ahora se ha hecho realidad. Precisamente, este templo -uno de los más antiguos del municipio- se quedó en 2015 sin oficios religiosos tras la jubilación del sacerdote que se encargaba de la labor hasta el momento. A petición de los vecinos el Obispado accedió a que el religioso Marcos Torres realizase los oficios dominicales y también funerales en esta iglesia pese a no ser parroquia. Si bien, al igual que acontecía ya históricamente los sacramentos allí realizados deberán figurar en el archivo para esta zona que compete a la iglesia parroquial de Nosa Señora das Dores.

El colectivo vecinal matiza que mediante un documento ante el notario Domingo Aller y el contratista José Miguélez un grupo de cuatro vecinos pagó hace ahora 113 años la cantidad de 1.500 pesetas para que la iglesia no se desmontase y sus sillares sirviesen para construir el templo de As Dores. Las otras 1.000 pesetas necesarias para que la capilla siguiese en pie las puso el propio Obispado, dueño del solar y del cementerio. Si el templo pasase a ser propiedad de los vecinos, éstos podrían decidir quién entra en el mismo y quién no. Es más, tendrían la última palabra a la hora de determinar qué uso se le da al inmueble, con lo que ante la incertidumbre de que el día de mañana la iglesia tuviese otra utilización, el Obispado podría negarse a realizar oficios religiosos en el templo. Desde el Obispado, además, se intenta tranquilizar a los vecinos recordando que de ningún modo este templo se vendería si fuese propiedad de la Diócesis, porque en realidad sería un bien de todos los católicos del municipio.