Al margen de analizar su futuro, las cooperativas se encuentran ahora inmersas en la campaña de ensilado de forraje, que además de empezar tarde por las lluvias de primavera, también se ve interrumpida por las precipitaciones intermitentes. La maquinaria de Gandeiros do Deza permanecía ayer parada, igual que ocurrió durante varios días durante la semana pasada. En O Rodo, además, se está comprobando que sí hay más cantidad de hierba en comparación con el año pasado, "pero su calidad es mucho peor", debido precisamente al exceso de lluvia, como indica José Luis Camiñas.
La imposibilidad de acometer la campaña durante varios días seguidos impide, además, que pueda sembrarse maíz en los campos donde no va a darse un segundo corte en la hierba de forraje. Pero es que las lluvias también están afectando ya al maíz que pudo enterrarse a mediados de mayo, durante la tregua del mal tiempo. Crece amarillo y con evidente falta de calor, como señala Román Santalla. Preguntado por los destrozos del jabalí en los campos de cultivo, admite que en esta campaña se detectan menos daños que en ejercicios anteriores, cuando las incursiones del animal salvaje fueron de tal calado que en algunas fincas hasta impedían que la maquinaría trabajase de forma correcta. Santalla quiere agradecer la labor de las sociedades de caza, que organizaron batidas por daños desde el final de la temporada de caza una vez que los daños se comunicaron a la Xunta. La población de jabalí ha proliferado de forma notable en la comarca desde hace varios años, tanto por los incendios en municipios limítrofes que lo obliga a emigrar a Deza como por su reproducción en zonas vedadas. Basta con recordar que, en la práctica, todas las sociedades cinegéticas agotaron los precintos que concede Medio Ambiente, incluso después de pedir un aumento de cupo casi ya en el ecuador de la temporada de caza.
