Desde el grupo que posee los terrenos de la antigua mina (y que, por cierto, se pronuncia por primera vez en los medios) se reiteró en más de una ocasión la labor de regeneración de los suelos a través del uso de tecnosoles. A la hora de hablar de recuperación de las aguas, Vatop reconoce la afección de la antigua actividad minera en los riachuelos Angumil, Portapego y Felisa. Añade que en éstos no se pudo completar el diseño de mejora de las aguas por el bajo caudal y la presencia de una gran biodiversidad de organismos extremófilos, bacterias cuyo estudio puede servir para entender el origen de la vida y su existencia en otros planetas. En todo caso, el Portapego y el Pucheiras acusan las afectaciones de las cuencas fluviales que drenan las antiguas cortas de Bama y Arinteiro. Sus aguas pueden teñirse de un color marrón, muestra del exceso de hierro, igual que el Brandelos puede presumir de un tono blancuzco por obra y gracia del aluminio.

Sin embargo, desde Vatop se recalca que en el Lañas y el Pucheiras, aguas arriba de la mina de Touro "y antes de cualquier posible incorporación de aguas de la mina, ya presentan concentraciones de metales similares a las que tienen aguas abajo", así que insiste en que esto se debe a la litología de la zona. Alude al RD 817/2015, según el que se tendrán en cuenta las concentraciones de fondo naturales de metales, de modo que éstos deben medirse en forma de ión disuelto "mientras que el informe de Adega usa de manera indiscriminada las concentraciones totales, siempre superiores a los valores disueltos".

Por su parte, desde la organización ecologista y en vista de las analíticas de Augas de Galicia, se pide a la Consellería de Medio Ambiente "que deniegue la autorización del nuevo proyecto minero y que depure las oportunas responsabilidades por la continua contaminación de las aguas".