Loimil y Dozón pusieron ayer toda la carne en el asador, dando continuidad a dos de sus fiestas más consolidadas en el calendario gastronómico de la zona. La parroquia estradense de Loimil sirvió su tradicional Año ó Espeto y en el recinto ferial de A Gouxa el público fue fiel a las raciones de panceta, chorizos y bola, primero en la degustación popular y después en la comida de la Festa da Carne ao Caldeiro e Bola con Torrezmos.

En Loimil la Festa do Año ó Espeto cumplió 16 años, encajada en la celebración de la Romaría de San Isidro. Los primeros en llegar a la Carballeira da Saleta fueron los expertos asadores procedentes de Moraña, que dispusieron 11 corderos en corro para que se fuesen asando al calor de las brasas durante toda la mañana, siguiendo la receta que ayer atrajo a más de 200 personas para compartir mesa durante el almuerzo popular.

Tras la misa y la bendición de los campos, la fiesta continuó con el pregón, una labor que este año asumió el estradense Gonzalo Louzao Dono, presidente de las asociaciones de festejos de San Xurxo de Cereixo y San Paio de A Estrada. Hiló un discurso en el que quiso poner el acento en las identidades y las raíces. Incidió en que la Festa del Año ó Espeto es una celebración gastronómica "muy familiar" y consideró que ello le aporta un valor añadido. "Amemos e conservemos as nosas tradicións e a nosa nosa cultura porque é gran parte do que nós somos; valoremos a nosas raíces e os nosos lugares; que todos sexamos años e coidemos ó nosos rabaño, uns aos outros, para vivir o máis felices posible, que é o que levamos deste mundo", deseó Louzao. El pregonero recibió el aplauso de los presentes y una placa conmemorativa, una entrega a la que asistió el alcalde estradense, José López Campos.

Por otra parte, a punto de cumplir sus bodas de plata (será en la edición del año que viene) la Festa da Carne ao Caldeiro e Bola con Torrezmos en el recinto ferial de A Gouxa, en Dozón, volvió a demostrar que es una cita gastronómica con tirón, a pesar del frío y de la competencia que podían suponer las numerosas actividades lúdicas que se celebraron ayer en las comarcas. El evento sirvió en torno a 3.000 raciones de panceta, chorizos y bola, acompañados de vino, entre la degustación popular y la comida oficial. La cata tuvo lugar dentro del recinto ferial, mientras que fuera, y como suele ser habitual en las ferias del 11 y del 23, se colocaron numerosos puestos de ropa, menaje de cocina en barro y útiles de agricultura. Faltó a la cita la habitual exposición de trabajos de la Asociación de Mulleres Rurais Pena de Francia, pero sí acudieron numerosas charangas para amenizar la mañana así como jinetes. Voluntarios de Protección Civil de Agolada se encargaron de regular las zonas de aparcamiento.