-¿Se sigue formando a pesar de haber terminado los estudios?
-Soy de las que me apunto a todos los cursos que puedo. Me gusta seguir aprendiendo y por eso busco en todas partes donde poder hacer seminarios relacionados con lo que me gusta en realidad, pero no es nada fácil. Tengo que decir que durante nueve años de mi infancia los pasé entre clases de dibujo y cursos de inglés, una época en la que también hacía deporte. En concreto, hacía natación y, también, algo de baloncesto.
-¿Es muy constante a la hora de trabajar en ilustraciones?
-Dibujo todos los días. Me acuesto a las tres de la mañana y estoy dibujando hasta esa hora. Una vez que se marchan los alumnos y ceno me pongo a dibujar hasta bien entrada la madrugada. Dibujo todo lo que se me ocurre. Cada día bajo a andar un poco, y durante esa hora que paso fuera voy pensando en personajes o historias que, después, lo traslado al dibujo y la ilustración. Suelo hacer colecciones completas de dibujos. Entre las últimas tengo una de niñas desnudas en un jardín botánico, pero que no es nada escandaloso porque lo mío es todo muy infantil. Y ya digo, que me surgen varios bocetos y procuro plasmarlos todos tal y como los pienso. Suelo hacer el boceto a lápiz, después lo paso a tinta, lo escaneo y luego le doy el color definitivo.
-¿Rotulador o lápiz?
-Me gusta empezar siempre con el lápiz. El siguiente paso es repasar el dibujo con el rotring de toda la vida y, como te comentaba, después lo escaneo todo porque siempre suelen aparecen fallos. Evidentemente, yo no soy perfecta y, en consecuencia, mis dibujos también tienen imperfecciones. Me suelo dar cuenta de esos errores, y procuro subsanarlos.