Ecovidrio comenzó a funcionar en 1997 al amparo de la Ley de Envases y Residuos de Envases, con la finalidad de aumentar la tasa de reciclado y contribuir a la economía circular, un concepto idóneo para hablar del vidrio, ya que se trata de un material que puede fundirse al 100% y, por tanto, reutilizarse infinitas veces. La entrega de vidrio en los iglús contribuye a eliminar la presencia de botellas en los vertederos, pero también a gastar menos energía puesto que fundir el calcín precisa menos consumo energético que utilizar materias primas originales, ya que aquél necesita menos temperatura. Para darnos una idea, por cada cuatro botellas que se reciclan se ahorra la energía equivalente a la que precisa un frigorífico para funcionar todo el día.

Desde Ecovidrio, en estos 21 años de actividad se han repartido más de 200.000 contenedores por todo el estado y medio millón de escolares participaron ya en el Plan de Educación para el Reciclaje en Colegios. De hecho, la población más joven y los hosteleros son algunos de los colectivos con los que más trabaja esta organización. El reciclado de este material es posible a la financiación por parte de 8.000 compañías envasadoras, entre los que se encuentran colectivos cerveceros, productores de agua y vino o sidras, entre otros. Ecovidrio mantiene, además, convenios con 15 comunidades autónomas y acuerdos con el 99% de las entidades locales.