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Dos "aloitadores" para el rey del río

El fotógrafo rural Manuel Castro Vilar y un amigo vecino de Cora sacaron de las aguas del Ulla en los años 40 un salmón de 12 kilos de peso sin más ayuda que sus manos

Manuel Castro y Andrés Rodríguez posan, en los años 40, con un enorme salmón. // Fondo Manuel Castro Vilar

Manuel Castro Vilar no era pescador. La caza, en cambio, le apasionaba, tanto la que practicaba en el monte como aquella en la que la presa era el presente, el momento preciso que este estradense inmortalizaba con su inseparable cámara Photax. Este vecino de Carbia, en Santa Cristina de Vea, se enamoró de ella cuando la vio en un escaparate de A Coruña y hasta bien entrados los 60 fotografió todo lo que había a su alrededor, dejando para el futuro un legado fotográfico con más de 20 años de historia local. Aquella tarde de primavera fue él quien posó para su propia cámara, haciendo uso del temporizador. Preparó la escena, buscó el encuadre y sostuvo junto a su amigo Andrés Rodríguez,vecino de Cora el salmón de 12 kilos que juntos lograron sacar de las aguas del Ulla sin más medios que sus propias manos.

Manuel Castro contó en muchas ocasiones la historia a su hijo, Pepe Castro, quien recuerda la aventura mientras revisa la imagen en que su padre luce con los pantalones remangados, en un intento por componer ante la cámara la historia vivida en el río. "Parece que hacía cine con las fotos", apunta Pepe, que llama la atención sobre cómo ambos amigos tienen cogido al salmón y como sus pantalones pretenden contar que tuvieron que meterse en el río para sacar la pieza.

Ninguno de los dos era aficionado a la pesca. En la casa de Manuel era un día de trabajo en el campo. Este estradense aprovechó un momento de descanso para coger su bicicleta al atardecer y darse un chapuzón en un remanso del Ulla. Su hijo narra la historia con la misma viveza que se la transmitió su padre. El joven, buen nadador, vio en el agua algo que se movía y decidió acercarse para descubrir qué era. Para su sorpresa, se encontró a un enorme salmón, en cuya cabeza descubrió una brecha, presumiblemente 'herida de guerra' tras el intento frustrado de algún pescador de atraparlo río arriba.

Manuel Castro enganchó al salmón por la cola y lo intentó arrastrar hacia la orilla, pensando -supone su hijo- que era gran su oportunidad para sacar del río una pieza como esta. El salmón no se lo puso fácil. Ni mucho menos. Aun herido presentó batalla. Fue entonces cuando vio una finca de la ribera a su amigo Andrés Rodríguez, que no se lo pensó y se lanzó al río en respuesta a su petición de ayuda. Después de casi 20 minutos de pelea consiguieron acercarlo poco a poco a la orilla y sacarlo del río. En la tierra de la Rapa das Bestas, como subraya Pepe Castro, estos dos estradenses "aloitaron", uno a la cabeza y otro a la cola, al aclamado rey del río.

La pieza era enorme. Los 12 kilos de peso que arrojó son hoy algo extraordinario, si bien estos pescadores sin caña reconocieron entonces para la época -comienzos de los años 40- era habitual ver en el Ulla ejemplares tan grandiosos.

Los dos amigos decidieron repartir la pieza y sortearon qué parte le tocaba a cada uno. A Manuel Castro le tocó la mitad hacia la cola. "Mi padre decía que en su casa, que era de mucha gente, comieron cuatro días con aquella mitad del salmón", explica Pepe Castro.

La media hoy, cinco kilos

Un salmón de 12 kilos de peso resultaría hoy en día algo extraordinario, cuando la media habitual de las piezas que arroja el Ulla se sitúa en torno a los 5 kilogramos. Cierto es, como apunta el experto en pesca fluvial Salva Ortega -artífice de la web especializada Ás orillas do Ulla-, antes se podía pescar en todas la zonas del río y en otras épocas, mientras que ahora la temporada de pesca de salmón va de mayo a julio y se limita a los cotos.

Los amantes de la pesca del salmón aguardan el arranque de la campaña, el martes 1 de mayo. Ortega explica que el río está en estos momentos perfecto para la pesca del salmón y augura que, si entraron salmones, el campanu caerá el primer día de pesca. Salva Ortega apuntó en este sentido que la estación de Pontevea arrojaba hace un mes 190 metros cúbicos por segundo, mientras que ahora descendió a los 60 metros cúbicos por segundo.

En los últimos años estas primeras piezas salieron del río tentadas por la cucharilla, una técnica que los expertos consideran más fácil que el cebo natural. "Trabajas mucho más río porque lanzas más lejos", explica Ortega. Muchos pescadores intentarán con ello hacerse con salmones que, con el inicio de la temporada y con el agua fría, están más fuertes y activos.

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