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Un mecenas de la arquitectura estradense

El emigrante Manuel Porto Verdura, El Escobero, favoreció el avance urbanístico y eléctrico en su tierra natal

Un mecenas de la arquitectura estradense

La mañana es fría. Sofía Matalobos abre la puerta de su casa a quien pregunta por un hombre al que nunca vio delante y que, sin embargo, conoce. Su padre le habló de él muchas veces. Le narró la historia que conocen muchos estradenses pero con un valor añadido: él podía hacerlo con más conocimiento de causa y sosteniendo entre sus manos un retrato. En él aparece Manuel Porto Verdura, popularmente conocido como El Escobero, un vecino de A Estrada del que se dice que hizo fortuna en Cuba fabricando y vendiendo escobas. La historia no termina aquí. Es también el mismo hombre que se convertiría en un auténtico mecenas del urbanismo local, construyendo en el municipio que le vio nacer edificios que son todo un símbolo de la arquitectura urbana local.

Sofía conserva en su casa las fotografías que su padre tenía de Porto Verdura y de trabajadores de La Nueva Electra, una de las fábricas propiedad del Escobero. Aunque se ha hablado mucho de este estradense y de la labor que realizó, su fotografía no fue publicada junto a las muchas referencias que a él hacen trabajos sobre la historia del municipio, en la que Porto Verdura ha dejado una huella indiscutible. En realidad, no son muchos los que pueden aportar información sobre él que amplíe la que pueden conocer el común de los estradenses.

Albino Matalobos, el padre de Sofía Matalobos, trabajaba para Porto Verdura. Era lo que entonces se denominada "tenedor de libros". Caminaba todos los días desde Rubín hasta A Estrada para atender la oficina de La Nueva Electra, situada en la cúpula de uno de los edificios más emblemáticos de la capital de Tabeirós, en la popular A Farola. Esta estradense decidió conservar el retrato de este emigrante, junto con fotografías antiguas en las que puede verse a su padre con trabajadores de la citada empresa de electricidad.

Manuel Porto Verdura nació en la parroquia estradense de Nigoi en el año 1878. Emigró a Cuba a los 13 años y comenzó a trabajar en una fábrica de escobas en La Habana. Así lo recoge Manuel Barros del Valle en su artículo Sociedad Hijos del Ayuntamiento de A Estrada: cien años en Cuba, publicado en la Miscelánea Histórica e Cultural del Museo do Pobo Estradense. Relata Barros que a finales de la primera Guerra Mundial este estradense ya era un acaudalado industrial, propietario de una fábrica de escobas llamada El águila de Nigoy. Porto Verdura regresó con cierta frecuencia a su tierra natal. Narra Manuel Barros que sería a partir del año 1925 cuando Porto comenzó su trayectoria como inversor en el sector inmobiliario. Con ello y de su mano, A Estrada vivió un florecer urbanístico importante, ya que con por su iniciativa y con su financiación se crearon edificios que todavía hoy continúan siendo un referente en la Praza de Galicia o la calle Justo Martínez.

Él fue el impulsor del edificio más emblemático de A Farola y también el inmueble en el que se asienta la firma Calzados A Esquina, en la confluencia entre las calles Justo Martínez y Calvo Sotelo. En este último se puede leer la gratitud de los obreros que lo construyeron, en una época en la que, junto con el florecer urbanístico, este empresario favoreció la creación de empleo. "Los obreros a Don Manuel Porto Verdura, año 1931", reza.

Este empresario se sintió atraído también por la energía eléctrica y hacia ella canalizó también la fuerte inversión que realizó en su tierra natal tras hacer fortuna en Cuba. María Jesús Fernández Bascuas lo recoge en su trabajo Unha aproximación ó estudio da chegada e desenvolvemento do alumeado público eléctrico na Estrada (1900-1950), también difundido a través de la publicación anual del museo. Recoge que Porto Verdura sería, a partir de 1934, el propietario de todas las empresas eléctricas que prestaban servicio en A Estrada y las parroquias de su entorno, a excepción de Codeseda. Adquirió El Escobero La Nueva Electra. Compró la mitad de la firma en el año 1928 y en 1934 se haría con la parte restante. Explica Fernández Bascuas que la empresa pasó a denominarse en ese instante La Nueva Eléctrica, aunque el nombre no llegó a calar. Este estradense con alma de emprendedor regresaría a Cuba muy enfermo entre finales de 1936 y comienzos de 1937, falleciendo poco después en La Habana.

Partió hacia Cuba dejando sin realizar otro proyecto empresarial que se le atribuye. Lo recoge Olimpio Arca Caldas en su libro Callejero Histórico de la Villa de A Estrada. Relata que Manuel Porto compró la antigua iglesia estradense, una vez fue desafectada de su uso religioso, presumiblemente con la intención de construir un hotel.

A Estrada llegó a reconocer el legado de Porto Verdura bautizando, en el año 1931, una calle con su nombre, en un gesto que buscó significar el agradecimiento del municipio a su tarea urbanística y su humanidad. Para él se escogió la primitivamente denominada Calle Principal, que después adoptaría el nombre de Marqués de Riestra. La corporación municipal le brindó este reconocimiento en el año 1931. Fueron pocos años, ya que en 1937 la vía mudaría su nombre por el de Calvo Sotelo, denominación que llegó hasta el día de hoy, pese a que en los últimos años florecieron iniciativas que proponen devolverle a la vía más céntrica, comercial y de servicios de A Estrada el nombre de un vecino emprendedor que quiso invertir en su tierra parte de la riqueza que logró muy lejos de ella.

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