xan salgueiro n Lalín

Danceshow-18 llenó ayer el Salón Teatro del Auditorio Municipal de Lalín en sus dos sesiones de exhibición, de hora y media cada una. Quince grupos tomaron el escenario para recrear sus coreografías a partir del mediodía y otros catorce lo hicieron después de las 19:30 horas. Todas las obras fueron creadas por las profesoras de la escuela de Máisquedanza, Marta Maceira y Yolanda Ogando, durante el curso que enfila su recta final.

En esta ocasión no hubo una temática concreta, sino que sobre el escenario se representaron todas las coreografías preparadas para el curso y también las que ensayaron para concursos, a modo de muestra de danza. En las actuaciones hubo grupos mezclados de distintas edades procedentes de los centros de impartición que Máisquedanza tiene en Lalín, Silleda o Arzúa. A pesar de la tímida inclusión de varones, las chicas dominan los grupos por presencia abrumadora. Las primeras en bailar en ambas funciones fueron las más de menor edad y los cierres correspondieron, como de costumbre, a las de la Old School.

Las organizadoras decidieron dividir el evento en dos partes por la gran afluencia de alumnado que tienen y la consiguiente previsión de una afluencia masiva de público, como así fue. En efecto, el Salón Teatro se quedó pequeño para albergar a los asistentes, que abonaban una entrada de 2 euros con derecho a entrar en el sorteo de regalos donados por establecimientos de la zona. Tal fue la avalancha de espectadores -en su mayoría familiares de las bailarinas- que incluso algunos se quedaron sin sitio. En este sentido, Danceshow-18 trascendió a la propia danza y tuvo su apartado reivindicativo. Así, por ejemplo, Marta Maceira invitó a los asistentes a dirigirse al Concello de Lalín para que habilite un espacio más amplio para este tipo de eventos, con el fin de no verse obligadas de nuevo a tener que dividirlo en dos sesiones distintas para dar cabida a la demanda de entradas. Cabe recordar que la Sala Tuno Valdés del mismo auditorio -con más capacidad- lleva más de un año aguardando su arreglo, desde que fuera dañada por los temporales de febrero de 2017.