Fue en el año 2006 cuando se aprobó aquella famosa "Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco", la conocida como ley antitabaco, que supuso un antes y un después para fumadores y no fumadores, aunque algunas de las medidas más importantes de aquella ley no serían de aplicación hasta enero de 2007. El lugar de trabajo y otros espacios de convivencia quedaron libres de malos humos.

Diez años después de aquella primera medida legislativa, endurecida después con una nueva vuelta de tuerca en 2011, en Pontevedra el consumo de tabaco ha caído drásticamente o, al menos, esto es lo que indican las cifras de venta en los estancos y expendedurías oficiales. Según los datos publicados por el Comisionado para el Mercado de Tabacos del Ministerio de Hacienda, en al provincia a 31 de diciembre de 2017 se vendía un 43,5% menos de cajetillas de veinte cigarrillos que en la misma fecha del año 2007.Si hace una década los pontevedreses adquirían en los estancos la friolera de 75,1 millones de cajetillas en un año, esa cifra descendió en la actualidad hasta los 41,4 millones del conjunto del pasado ejercicio.

Estos 41,4 millones de cajetillas vendidas vuelve a suponer un descenso en las ventas de tabaco respecto a 2016. Desde la aprobación de las leyes antitabaco y, sobre todo, a raíz del encarecimiento del tabaco debido a una mayor presión impositiva, la caída en las ventas ha sido continua con una pequeña excepción en el año 2015 (en el que el consumo se incrementó un pequeño 0,3%). Así, el 2016 se cerró con un número de unidades (cajetillas) vendidas de 42,9 millones, es decir, millón y medio más que el año pasado. Esta caída en las ventas también supuso un descenso en la recaudación. Así, mientras que los pontevedreses se gastaban en 2016 en torno a 220 millones de euros en tabaco, el pasado año está cifra bajó y se quedó en casi 216 millones (concretamente 215.993.542 euros).Pero si se observan las cifras de recaudación con perspectiva de la última década, se comprueba fácilmente como aunque -en teoría- hay menos fumadores (o al menos se fuma mucho menos, en función de lo que nos dicen las ventas de unidades físicas), estos afronan ahora un gasto mucho mayor en tabaco. Por ejemplo, solo en lo que respecta a las cajetillas de tabaco, la recaudación fue la misma en 2017 (186 millones de euros) que en 2007, cuando se vendía un 43% más.

De hecho, si el cálculo se realiza teniendo en cuenta la recaudación de todas las labores de tabaco (como los cigarros, el tabaco de liar o el de pipa, que también han visto como subían los impuestos en los últimos años), ahora mismo los pontevedreses se gastan más dinero en tabaco que hace diez años, a pesar de que fuman mucho menos. Así, en el año 2007 la recaudación anual en euros por las ventas de labores de tabaco era de 194 millones de euros y sin embargo el pasado ejercicio ascendió, como ya se dijo, hasta rozar los 216 millones de euros.

Más contrabando

A nivel estatal, la Unión de Estanqueros de España atribuye este descenso generalizado en toda España de las ventas de labores de tabaco a varios factores, pero señala con especial preocupación a la fuerte irrupción del tabaco de contrabando en todo el Estado. Con todo, Pontevedra, pese a ser provincia fronteriza, no es actualmente uno de los "puntos calientes" del Estado al contrario de lo que sucedía antaño. El principal escenario de operaciones de los contrabandistas es actualmente Cádiz y la zona de Gibraltar pero los efectos se extienden a todo el país. Incluso se han detectado fábricas clandestinas para procesar el tabaco. A este descenso hay que sumar el incremento de los impuestos sobre las labores de tabaco que también han disparado su precio, además de las medidas más restrictivas para los fumadores que establecían las leyes antitabaco. Alza de precios y prohibiciones que además, coincidían en el tiempo con lo más duro de la crisis económica y que contribuyó también de forma determinante a un descenso en el número de consumidores. Un descenso que, señalan desde el sector, en los últimos años a significado que se traspasen muchos estancos y que prescindan también de personal. Para las autoridades sanitarias públicas, como es el caso del Sergas, la primera causa de abandono de este hábito debe ser siempre la salud.