--Estableció cierto paralelismo entre la alameda y la Torre de Guimarei. En relación a esta última, ¿cree que se podrá en algún momento volver atrás y enmendar el error de haber dejado escapar la oportunidad de sumarla al patrimonio público?

-Hoy en día es muy complejo. Ya no es la inversión, es la sostenibilidad. Si algo no es sostenible, es inviable. Antes de hacían obras faraónicas y muchas de ellas quedaban para el recuerdo. Los tiempos cambiaron. El problema de Guimarei es que es una infraestructura a la que tendríamos que buscarle una utilidad. El problema viene por ahí.¿Podríamos llegar a acuerdo con la familia? Yo creo que sí. ¿El Concello podría hacer un esfuerzo económico? Pues también podría hacerlo. ¿Podemos obtener ayudas para recuperar la torre, recuperar el pazo? ¿Tendremos un proyecto sostenible para poner en valor esa infraestructura? Yo no lo tengo claro. A nivel de crear una zona verde exterior al casco urbano con ciertos valores patrimoniales y paisajísticos podría ser un proyecto interesante pero la infraestructura requiere mantenimiento, una reforma muy costosa... pero ¿qué uso le damos? A lo mejor nos podíamos plantear hacer un plan director, pensar en las utilidades que tiene... pero, como todo en la vida, también hay que priorizar.