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Marcos González Fernández: "En el instituto le dije a un profesor que sería el primer hombre en llegar a Marte; hoy lo veo más complicado"

"El avión perfecto aún no existe, pero se han logrado grandes avances y en el futuro podremos por fin verlo volar"

Marcos González posa en el Parque de As Pedrosas. // Bernabé

Vive a caballo entre Madrid y su tierra natal de Silleda inmerso en la vorágine habitual de pertenecer a la plantilla de una de las empresas de tecnología con una nómina de más de 60.000 empleados en todo el planeta. El silledense Marcos González ya despuntaba de joven en el IES Pintor Colmeiro con unos fantásticos expedientes que incluso le llevaron a participar en olimpiadas matemáticas. Hoy ve cumplido su sueño de ser ingeniero aeronáutico mientras amplía conocimientos trabajando para la multinacional china Lenovo.

- ¿Cuál es su función dentro de una empresa de tecnología?

-Soy producto manager, que es cómo les gusta denominar el puesto, y llevo cuatro líneas de negocio, que son los sobremesas torres, los sobremesas que son pantalla con ordenador incorporado, monitores y los accesorios habituales en este tipo de productos. Soy el que lleva la estrategia de esas líneas de negocio en cuanto a qué productos vamos a tener, qué precio les vamos a poner y, también, dónde los queremos poner a la venta, así como qué tipo de acciones informativas y de promoción se van a llevar a cabo.

- De todas formas, supongo que lo que más le gustaría sería diseñar aviones o naves espaciales, que es para lo que se formó, ¿no?

-Realmente, a mi lo que me gustaría sería un poco hacer lo que hago ahora en Lenovo, porque estoy muy contento aquí, pero en un ambiente aeronáutico, que fue lo que estudié. También tengo que decir que, además, hice dos máster en una escuela de negocios, uno de dirección comercial y otro de dirección de marketing, y por eso llevo aquí la parte estratégica de negocios. Estuve de becario en Airbus, el conocido fabricante de aviones, y cuando empecé con los másters, decidí cambiar porque necesitaba tener una visión de negocio y fue cuando pude entrar en Lenovo con un perfil júnior hace ahora tres años, el 2 de noviembre. A los seis meses me dieron una línea de negocio y al año me dieron más responsabilidad hasta que en febrero pasado llevo las líneas que te comentaba al principio.

- ¿Cree que algún día podrá llegar a diseñar aviones o naves que viajen por el espacio?

-Ahora lo que me gustaría es poder compaginarlo. Hay que tener en cuenta que soy muy joven y todavía estoy empezando en esto. No me puedo quejar por mi vida laboral porque tuve mucha suerte y pude ascender muy rápido, la verdad. Lo que estoy haciendo ahora ni me lo podía imaginar cuando entré aquí hace tres años, ni tampoco en conseguirlo en tan poco tiempo. Me resulta sorprendente la visibilidad que tengo ahora en la empresa y poder negociar cosas con China o el resto de Europa. De todas formas, confío en que algún día podré dedicarme al diseño. Me hacía falta la parte técnica, ahora estoy con los negocios, y lo siguiente paso que me gustaría dar es un puesto similar al que tengo ahora en la industria aeronáutica. Sería fantástico, pero también mentiría si no dijera que aquí me siento muy valorado. Es cierto que me gustaría poder entrar en contacto con la aeronáutica en un futuro próximo.

- ¿Existe el avión perfecto o eso se lo dejamos a la ciencia ficción?

-Aún no existe el avión perfecto, pero en el futuro podremos verlo por fin volar. Está claro que desde los hermanos Wrigth se evolucionó mucho. Y Leonardo, inicialmente, llegó a diseñar sus famosas alas. En la actualidad se han conseguido grandes avances dentro de la industria aeronáutica, como es el caso del Airbus A350 o el 787, que son de material compuesto, mucho más ligeros. La irrupción de las compañías aéreas low cost, que buscan la eficiencia en temas de costes porque cuanto menos pesa la estructura del avión menos combustible consume, hace que se busque llevar al mismo número de personas, pero gastando menos combustible, abaratando así los billetes para el pasaje. Soy optimista en cuanto a los avances que están poniendo en práctica los técnicos. También hay que tener en cuenta cosas como, por ejemplo, que el avión más grande del mundo, el Airbus 380, sería mucho más eficiente y mejor avión si pudiera tener las alas más grandes, que ocuparan más envergadura de las que tiene ahora.

- ¿Y es factible hacer eso ahora en un avión tan grande?

-Lo que pasa es que si se le instalan unas alas más grandes no podría aterrizar en muchos aeropuertos del mundo porque no todos están preparados para ese tipo de aviones. Al final, siempre hay que optar por una solución de compromiso para poder hacer rentable un avión que ha costado tantos millones y, también, que su servicio sea rentable para las compañías que finalmente decidan adquirirlo.

- ¿Es verdad que más temprano que tarde podremos volar a Marte?

-Desde luego en avión no. Hacer viaje entre la Tierra y Marte en avión es imposible porque, como sabes, el avión se rige por las leyes de la aerodinámica, y fuera de nuestra atmósfera donde está Marte no hay aire. Ese tipo de viajes habrá que realizarlos en una especie de cohete espacial o en un módulo similar a los que van ahora a la estación espacial internacional, o como los que fueron a la Luna hace años o esos que ya envían ahora hasta Marte. Después, en función de cómo sea la atmósfera del planeta rojo ya se verá si se puede estar allí mucho tiempo o no. Esto es como todo, cuando los Estados Unidos se decidan por fin y quieran llegar allá, y estén dispuestos a poner dinero encima de la mesa para ser los primeros en poner pie en Marte, entonces estoy convencido de que será cuando empezaremos a viajar hasta tan lejos. Lo mismo pasó con el caso de la Luna, que hasta que apostaron por ello no llegamos a pisar terreno lunar.

- ¿Le gustaría forma parte de esos viajes a Marte si se producen?

-Cuando tenía 16 o 17 años me acuerdo que le dije a un profesor que tenía en el Pintor Colmeiro que iba a ser el primer humano que llege a Marte, y estaba convencido. Ahora lo veo más complicado. La verdad es que tenía esa ilusión desde muy pequeño. También tuve una etapa en la que quería ser, entre otras muchas cosas, astronauta, pero la vida va dando vueltas y acabé estudiando aeronáutica para terminar interesándome mucho por el mundo de los negocios.

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