A Estrada despedirá este viernes, día 1 de septiembre, a Ignacio Rodríguez Vila, fundador de la extinta empresa local Carrocerías Igrovi. Lo hará con un funeral que se celebrará a las ocho de la tarde en la iglesia parroquial de San Pelayo de A Estrada.

Rodríguez, nacido en la parroquia estradense de Guimarei, falleció a los 92 años en A Coruña -su lugar de residencia en los últimos tiempos- el pasado domingo, 27 de agosto. Fue el fundador, en los años cincuenta del pasado siglo de la empresa de carrocería más importante que tuvo nunca A Estrada. Durante la postguerra, en su fábrica llegó a dar empleo a más de 400 trabajadores que "con él tuvieron un futuro de vida", según recordaba ayer, agradecido, uno de ellos. "Aprendió a chapistas, herreros, pintores, electricistas y carpinteros", añade este operario, quien asegura que con Rodríguez "A Estrada estaba llena de vida" y sin él "quedó dormida", una vez que la firma cesó su actividad en 1979. Muchos de los que en su día fueron sus empleados lo recuerdan "con cariño y agradecimiento".

El empresario, conocido como Ignacio "do Ferreiro" por la profesión que había escogido su padre, recibió el junio de 2009 un homenaje organizado por algunos de sus trabajadores. En una entrevista concedida a FARO con motivo de aquel acto, Rodríguez aseguraba que su objetivo no era otro que "que los chavales tuviesen un oficio para poder defenderse en la vida" y ganar un sustento en los duros momentos de la postguerra. Sus inicios como empresario fueron en la calle Fernando Conde, con la firma "Carrocera Moderna Ignacio Rodríguez Vila", que posteriormente pasó a ser Igrovi. Empezó fabricando autobuses y, dado el éxito que tuvieron sus vehículos, tuvo ofertas para trasladarse a producir a otras zonas, pero "nunca quise dejar A Estrada", admitía a FARO en la citada entrevista. En su fábrica llegó a producir una media de un autobús y medio cada día.

"Hacíamos un producto en el que no teníamos competencia. Las mejores empresas del motor venían hasta A Estrada para hacer la carrocería y luego llevaban los autobuses para vender en otros lugares", explicaba Rodríguez en aquella conversación. Sus carrocerías con sello estradense llegaron a Madrid e incluso a Cuba.