En el fin de semana más festivo del año, Agolada supo capear la enorme lista de celebraciones que desde el viernes y hasta mañana se reparten por toda la geografía gallega. Ayer, ni multitudinarias citas como la subida al Monte de Santa Trega, en las Festas do Monte de Guarda, o la Mostra de Olería de Buño, consiguieron que los incondicionales de la Mostra de Artesanía cambiasen de planes. Así es que la II Festa do Becerro Leitón congregó a media mañana a más de 500 comensales, según calcula el concejal de Cultura, Alberto Vilariño. La degustación en la Rúa da Parranda y gratis, de modo que los asistentes solo tenían que pagar dos euros por el plato y uno por la jarra para el vino. La carne de ternero, como no podía ser de otra forma, se compró en carnicerías de Agolada que, no olvidemos, hasta hace escasas décadas acogió una de las mejores ferias de ganado precisamente por la calidad de los terneros que criaban sus vecinos.

La jornada dominical contaba con otro reclamo, la Feira de Cans de Caza, que celebró también su segunda edición y que se ubicó no en el entorno de Os Pendellos, sino en el campo de la feria, para que así el medio millar de perros a la venta (justo el doble de los de la primera convocatoria) pudiesen estar a la sombra. La cita congregó a criadores de toda Galicia e incluso a algunos llegados de Ponferrada. Vilariño ya adelanta que en la edición del año que viene se organizarán cursos de iniciación de rastro y actividades para los niños.

Y, de nuevo en el recinto de Os Pendellos, los visitantes podían pasear entre puestos de abalorios y cuadros hechos a mano, combinados con stands de venta de queso, también artesano, y juguetes de madera. El recorrido por los inmuebles que restauraron la Diputación y el Concello invitaba a sentarse en las piedras y disfrutar de la sombra, pero también a corear los temas que tocó a mediodía el grupo de música tradicional Sons da Mina, de Cruces, o los lalinenses de A Carballeira de Cercio. Fue su actuación la que cerró el programa de actos de esta Mostra.