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Lorea Ullibarriarana Puente: "En una residencia es más básico manejar el ámbito social que el sanitario"

"Busco las motivaciones de las personas para mejorar sus capacidades físicas"

Lorea Ullibarriarana en el Lalín Arena, lugar de entrenamiento del Club Balonmán Lalín. // Bernabé/Luismy

Lorea Ullibarriarana está a punto de cumplir una década como fisioterapeuta del Club Balonmán Lalín. Esta estradense, nacida en Venezuela y con raíces en el País Vasco, actualmente vive en la capital dezana donde trabaja también como fisio y terapeuta ocupacional en la residencia de mayores Geriatros. De esta manera, ha encontrado la manera de compaginar estos dos mundos y de interrelacionarlos para sacar el mayor partido de ambos orientándolos a sus objetivos profesionales.

- ¿Cómo terminó en Lalín?

- Después de finalizar un máster de Fisioterapia Deportiva, volví a A Estrada, donde trabajé en una clínica por una baja de maternidad. Poco después de llegar, me comentaron que estaban buscando una fisioterapeuta para el Club Balonmán Lalín. Por aquel entonces, estaba en la directiva Higinio Gulías, que vino a a conocerme, y finalmente me gustó lo que me propuso y vine. Poco después salió la oportunidad de trabajar en Geriatros.

- ¿Cómo es el día a día en una residencia de mayores?

-Yo soy la fisioterapeuta, pero como el resto de equipo, somos multidisciplinares. Si hace falta haces animación o ayudas a la coordinadora y por esa misma razón, el equipo es una familia, porque todos tiramos por todo. Yo, generalmente, por las mañanas hago de fisio, pero la animación es lo que más les llena, porque más que entretenerlos, hay que tenerlos activos, de ahí que, a veces, es mejor apartar el trabajo fisioterapéutico para hacer otras actividades. Además, en esas edades tener la mente activa hace que el cuerpo siga activo, Mens sana in corpore sano. No solo se intenta que hagan ejercicio, sino también proponemos actividades para que usen la cabeza, bien para adivinar cosas o simplemente cantar una canción.

- ¿Qué es lo que más se trabaja en el apartado fisiterapéutico?.

- Lo que yo hago es muy cognitivo, trabajo lo sensorial para que las personas a las que presto servicio sigan manteniendo lo que tienen en la cabeza para que después les ayude a mantener el cuerpo.

- Hoy en día hay muchos prejuicios alrededor de una residencia de mayores ¿quiere desmitificarlas?

- Yo creo que hay mucha gente que debería ir a una residencia, porque hoy en día lo habitual es no estar en casa, el trabajo no te lo permite. Considero que sí lo necesitan, además es una manera de reunirse con más personas, de establecer relaciones. De hecho, nosotros en muchas ocasiones no interactuamos con ellos, porque tienen que hacerlo entre ellos. No estoy diciendo que una persona esté siempre en una residencia, es más, las familias vienen, los visitan, a veces se los llevan... A lo que me refiero es que a veces, aunque se quiera, la gente no puede atender a sus mayores y claro, a ellos les gusta su casa, como nos gusta a todos, pero al final pueden llegar a estar desatendidos, no todo el mundo, hay mucha gente que no necesita venir a una residencia, ya que puede contar con un grupo muy grande que lo atienda. Hago hincapié en las relaciones interpersonales. Antes el Casino, por ejemplo, servía para reunirse. En las residencias ya tienes esa posibilidad, pueden reunirse con sus compañeros, mientras, nosotros ayudamos a que hagan más cosas, somos un poco pesados incluso, y hay gente que necesita ayuda para todo la vida diaria. Al final, por miedo a dejarlos en una residencia, los ancianos se sienten solos. Está claro que aquí -la residencia- no están en su casa, pero sí pueden estar mejor. De hecho, muchos lo consideran su casa, y nos consideran no de su familia, pero sí parte de ese mundo que no quieren abandonar. A mis padres no me gustaría llevarlos a una residencia porque me gustaría cuidarlos yo y atenderlos de noche, pero de día, claro que sí. Tengo claro que si no les pudiese prestar cuidados los llevaría.

- ¿Qué se necesita para trabajar con personas mayores?

- Necesitas kilos y kilos de paciencia, porque es mucha gente, y cada uno de ellos tiene su peculiaridades, y hay que saber qué peculiaridad tiene cada uno y saber cómo tratarlos, algunos hay que hacerlo con mano dura y otros, sin embargo, son muy delicados y lo que necesitan son máximos cuidados. Sin duda, es necesario vocación por el ámbito sociosanitario, no solo por el sanitario, el social es mucho más básico que el sanitario. Es más, yo acostumbro a manejar el apartado social.

- ¿Esto se complementa con sus estudios de terapeuta ocupacional?

- Sin duda, yo utilizo mucho la fisioterapia con la terapia ocupacional. Ésta se basa en poder ayudar a la gente para que sea capaz de realizar con autonomía sus actividades de la vida diaria, el ocio... Siempre encamino mis ejercicios a la terapia, porque busco las motivaciones de las personas para mejorar sus capacidades físicas.

-¿Incluye el balonmano en estos tratamientos?

- Sí, de diferentes maneras. Por ejemplo, hace unos años le pedí al equipo que viniera a la residencia. Los residentes no tenían ni idea de lo que era el balonmano, pero a ellos les hizo muchísima ilusión. Vinieron, interactuamos con ellos, y luego fuimos a ver un partido. Por la semana, le explicamos un poco de la historia del Balonmano Lalín y en qué consistía este deporte, incluso hicimos un balonmano adaptado. Recuerdo que también hicimos una pancarta para animarlos, son distintas maneras de trabajar con ellos donde ademas puedan divertirse y conocer cosas nuevas. Hace poco, vinieron chicas también senior femenino.

-¿Nunca pensó en la posibilidad de montar una clínica?

- Sí, en una época de mi vida lo tuve en mente, estuve a punto de volver a A Estrada, pero mi situación cambió, así que paré un poco la idea. A ser sincera, de eso tiene mucho que ver con el grupo con el que trabajo, puedo decir que si no fuese por el equipo que tengo no seguiría, pero aquí tengo en los mejores amigos, una familia.

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