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Las infraestructuras locales

Espacios en los que solo se oye el silencio

-Deza cuenta con al menos media docena de dotaciones públicas que o languidecen por falta de utilización o que ni siquiera se inauguraron

La Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales del Ministerio de Hacienda, en sus datos de 2016, indica que ninguno de los municipios dezanos tiene lo que denomina "inmuebles en desuso". Esta categoría se usa para construcciones como cuarteles de la Guardia Civil vacíos u otras dotaciones que han cerrado sus servicios y se limitan a ver cómo el tiempo deja sus huellas. Pero en Deza sí hay inmuebles y dotaciones que languidecen, y algunas de ellas ni siquiera llegaron a estrenarse o han tenido un tiempo de actividad de cara al público tan corto que ni siquiera se recuperó la inversión realizada. En algunos casos, como el complejo de Medelo, en Silleda, la falta de vigilancia (aunque fuese con cámaras) motiva que desde hace años el vandalismo, y no solo la maleza, campe a sus anchas. Meses atrás, la puerta de acceso al recinto tenía forzado el candado, de modo que es fácil entrar a las numerosas salas y ver copas rotas tiradas por el suelo, máquinas de escribir y otros enseres apilados en una esquina o equipamiento arrancado en la zona de restauración. Turismo de Galicia indicó semanas atrás que no preveía invertir en este complejo, y desde el Concello de Silleda no puede hacerse frente a una cesión del mismo para reformarlo.

Son, en conjunto, dotaciones que pueden utilizarse para el esparcimiento de sus vecinos. Pero hay otras, como el Centro de Interpretación do Galo de Curral, que si se pusiesen en marcha, supondrían un revulsivo en la economía local. Vila de Cruces, con al menos tres asociaciones de criadores de gallo, necesita con urgencia un matadero, para así ahorrarle costes a las decenas de explotaciones ganaderas. Hubo un intento fallido con la empresa Avega, y desde el gobierno de Jesús Otero se contabilizan ya siete años de llamadas infructuosas a las puertas de la Xunta y la Diputación para conseguir financiación. Habrá que esperar a ver si, también tras años de trámites, si el gallo de corral consigue el distintivo de Indicación Xeográfica Protexida, pero los trámites aún están muy en ciernes.

Hablamos de edificios que se construyeron hace más o menos tiempo, pero cuya actividad es prácticamente nula, por falta de presupuesto o bien para su puesta en marcha o para una reforma en condiciones que le dé una segunda oportunidad. Pero en otras ocasiones lo que hubo es falta de previsión por parte del gobierno de turno o de afluencia por parte de los ciudadanos. En el primer caso llama la atención, por ejemplo, que el ejecutivo de Agolada peque dos veces del mismo error: la residencia no llegó a funcionar nunca como tal por una cuestión de medidas, y su piscina más grande, con medidas olímpicas, apenas tuvo uso precisamente por este motivo. La falta de dinero aplaza, año tras año, una reforma que adecúe el vado a la normativa y que permita de una vez reabrirlo al público.

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