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Cariño dezano para los pequeños del Sáhara

Los ocho niños saharauis acogidos en Deza disfrutan del último mes lejos del desierto

Lorena Dacosta y Dunia junto a familiares en Silleda. // Bernabé

Los niños que llevan disfrutando de las tierras dezanas desde el mes de julio, están ya adaptados a sus familias. El programa Vacaciones en Paz acerca a Deza a 8 pequeños que disfrutan de los meses estivales alejados del calor seco del Sáhara. En septiembre finaliza la aventura y, para alguno es para siempre, ya que no pueden participar a partir de los 13 años.

Una de las familias que repite con respecto a años anteriores es la de Isabel Porto, en Rodeiro. Su familia acoge a Mehdi Siri, un niño que ya no podrá volver para el año, algo que le da mucha pena a su familia y vecinos, porque el joven ya conquistó los corazones de muchos. Esta familia empezó hace cuatro años, "fue de forma casual, nos enteramos por la información que manda el Concello. Nos pusimos a buscar información para saber como funcionaba el programa y nos resultó interesante. La verdad es que estamos muy contentos", explica Porto. La primera dificultad que se presenta con los pequeños que vienen por primera vez es el idioma, porque muchos de ellos aprenden lo básico en su país, pero les cuesta empezar a hablarlo, por miedo o vergüenza. Esta familia integra al pequeño en las actividades de los rodeirenses. "Nosotros lo mandamos al campamento de verano, él ya tiene su pandilla de amigos de aquí, que siempre están preguntando cuándo viene y luego lo llevamos a dónde vamos nosotros", comenta Porto. El agua es fruto de mucha satisfacción para los pequeños, ya que ellos disfrutan de ella. En cuanto al calo, notan mucha diferencia, porque allá es mucho más seco y ya están acostumbrados. "Destacamos de él que es muy cariñoso y agradecido con todo lo que hacemos por el. Este proyecto nos enseña más a nosotros que a ellos", explica Isabel Porto. Esta familia no puede volver acoger a Mehdi, pero tiene en mente repetir en el programa y solicitarán acoger a alguno de los hermanos del pequeño.

Por otro lado, la familia de Lorena Dacosta entró a participar en este programa este año por primera vez. Tienen en su casa a Dunia, una pequeña "muy buena, tranquila y sonriente, desde que llegó, no hablaba mucho al principio, pero estaba siempre con una sonrisa", comenta Dacosta. Esta familia se enteró por una compañera y después de mirar la situación en la que vivían se animaron a participar y se muestran muy contentos por poder ayudar. "Lleva un mes con nosotros y ya le tenemos un cariño enorme", afirma Dacosta. En cuanto al idioma, la pequeña sorprende a la familia, ya que cuando llegaba casi no sabía decir nada, pero ahora ya casi lo habla a la perfección. "Nos hace gracia, porque encontramos mucho vocabulario que se parece, esto ayuda mucho a aprender", explica. Comer cerdo o jugar con el agua es algo que le sorprende a la pequeña, pero de lo que disfruta con los otros pequeños de la familia. Tratan de viajar con ella a muchos sitios, aprovechar sus vacaciones para hacer salidas y que conozca Galicia, además de llevarla a la playa. "Estamos encantados y queremos repetir para el año que viene", aclara.

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