"Negativa total" a cambiar de sitio en las ferias del 3 y el 18 de agosto. Tal es la postura expresada por los feriantes a la Asociación de Empresarios de Deza (AED). "Estamos seguros y claros en no cambiar", ratificaba ayer Socorro Mouriño Couto en nombre de los vendedores que se asientan en el Campo da Feira Vello. Es más, ni siquiera están dispuestos a reconsiderar una postura que dicen tener muy meditada. "No vamos a entrar en ningún tipo de negociación", afirma la misma portavoz, en alusión a la petición formulada por la AED al Concello de Lalín para que medie entre las partes, un encargo que sí ha aceptado el alcalde, Rafael Cuíña.

Los vendedores ambulantes fueron informados el pasado martes, día de feria, de que los días 3 y 18 de agosto serán reubicados en la Praza da Igrexa y las calles Principal, Joaquín Loriga, Pintor Laxeiro y Luis González Taboada. De este modo, el Campo da Feira Vello quedaría libre y cumpliría su función cotidiana como aparcamiento gratuito. La propuesta partió de la AED y fue acogida de buen grado por el gobierno local, que coincide con la asociación empresarial en que la medida puede contribuir a la dinamización del comercio y la hostelería locales en dos ferias de gran afluencia por la presencia de turistas, sin por ello menoscabar la ganancia de los ambulantes.

"Es el parecer de los empresarios de Lalín, que no es el nuestro -declara Socorro Mouriño-. Nosotros somos ambulantes, pero tenemos unos puestos fijos por los que pagamos con casi un año de antelación y, si no lo hacemos, nos cobran recargo". La reubicación en el centro para nosotros "es incómoda por completo", señala, pues les dificulta las tareas de montaje, al tener que entrar en fila por una calle y cumplir un horario, algo que no sucede ahora, al disponer de un espacio diáfano. Añaden que incluso el pueblo, superada la novedad de las primeras citas, no lo vería bien, "porque se daría cuenta de que molestamos al tener que montar y desmontar, por no hablar de que tapamos garajes, puertas, ventanas...". Son cerca de un centenar los puestos que concurren habitualmente a la plaza ferial, por lo que el pueblo "se vería atrancado si nos reubican en el centro, habría cambios de direcciones y calles cortadas", comenta la vendedora de A Estrada. "Hay mucha gente del propio pueblo que no está contenta con el cambio", aseguran.

Según los feriantes, AED y Concello quieren "que se vea el pueblo lleno cuando vengan los turistas". "¿A qué vamos nosotros al centro? ¿A adornar las calles?", inquieren. "Pasamos todo el año a la intemperie en el Campo da Feira, así que en verano también queremos estar allí, pues nuestros clientes nos tienen localizados", proclaman. Los ambulantes entienden que les quieren "utilizar para atraer clientes para su comercio", pero "el que viene a la feria es cliente de la feria, son públicos diferentes, formas de comprar diferentes e incluso un trato un poco diferente -expone Mouriño-. Que no piensen los comerciantes que la gente les va a comprar porque se vea obligada a andar por las calles". "Aunque nos digan que vamos a ganar más, no lo queremos, porque no vivimos de ese día, sino de todo el año", apostilla.

Los vendedores discrepan de la evaluación positiva que realizan el Concello y la AED sobre la experiencia de febrero pasado, cuando la carpa de la Feira do Cocido obligó a reubicar los puestos en el centro del pueblo. "Le iría bien a los bares y las tiendas del pueblo, pero no a nosotros. Muchos no vinieron, por eso, los que estuvieron tocaron a un pedazo más grande del pastel, pero tampoco fue tanto", comenta la vendedora estradense.

Recogida de firmas

Los dueños de los tenderetes buscarán apoyos entre los vecinos, mediante recogida de firmas. Además, apelan a la legislación, que establece un recinto determinado para la celebración de las ferias. "No somos ambulantes como toda la vida, sino locales, provinciales, autonómicos o estatales, y tenemos permiso con un sitio asignado en unas condiciones", sentencia Mouriño, convencida de que si el experimento funciona se extendería primero a todo el verano -como sugirió el alcalde- y después al resto del año, algo que el propio Cuiña niega: "Es absolutamente mentira; la feria seguirá siendo donde ha sido toda la vida", asevera.

Los feriantes pretenden montar los puestos el 3 de agosto en el Campo da Feira. En caso de que el Concello les prohíba el acceso, levantarían acta notarial por si tuviesen que emprender acciones futuras. "Si la feria de Lalín se aguanta, pese a la crisis, es gracias a los buenos puestos -apunta otra vendedora-. Si nos separan a todos, deja de ser una feria y pasa a ser un mercadillo, como lo que hay en Melide, y yo los domingos, cuando tengo que escoger, vengo a Lalín y no voy a Melide". "Que lo valore el alcalde", concluye.