El abandono de la actividad agrícola o la reforestación con, sobre todo, pinos, explican el alto riesgo de incendio que padecen las comarcas. Pero también tiene que ver el hecho de que buena parte de los montes carezcan de planificación forestal, al encontrarse en manos privadas. De hecho, de las 96.771 hectáreas de superficie forestal que hay en los nueve municipios, nada menos que el 83%, es decir, 80.710 hectáreas, pertenece a particulares. Aquí se presenta la eterna polémica de si la administración debe retirar la maleza de esas propiedades privadas para evitar el fuego, en caso de que sus dueños no realicen labores de prevención. Son muy inferiores los montes en mano común: 15.912 hectáreas, y la cifra aún se desploma más si hablamos de montes de utilidad pública, con tan sólo 153 hectáreas.

El Pladiga incluye mapas sobre los usos del suelo, por distritos. La zona que afecta a las dos comarcas muestra, como indicamos, una prevalencia de pinares sobre todo en Vila de Cruces y Silleda, en sus áreas limítrofes con la provincia de A Coruña, así como en la zona de A Estrada fronteriza con los concellos de Valga y Cuntis. Aunque es minoritaria, la mancha de eucaliptales salpica a todos los municipios salvo Forcarei, Rodeiro y Dozón. Eso sí, en los nueve ayuntamientos todavía predominan de forma muy notable las masas de robles.