Inmerso en la ardua labor de documentación del Camino portugués por el interior -el que desde Ribadavia confluye con el Camiño dos Arrieiros- que está efectuando el colectivo Codeseda Viva al que pertenece, el estradense Jorge Fernández Guerra acudió a montes de Forcarei para profundizar en el conocimiento de un camino que, tras ser estrenado a mediados de mayo, ha recibido 36 peregrinos (entre caminantes y ciclistas lusos) en tan solo un mes. De paso, decidió inspeccionar la cima de los montes de A Mámoa en busca de otra de sus grandes pasiones: los petroglifos. Su esfuerzo tuvo recompensa. Halló siete dispuestos a lo largo de un kilómetro en dirección Norte-Sur, entre los parajes conocidos como Pena Madroira y O Alto da Chaira dos Aguadeiros.
Se trata de un lugar bien conocido por la concentración de mámoas o enterramientos prehistóricos, siendo su topónimo A Mámoa inequívoco al respecto. Según destacó el propio Jorge Fernández, están radicados en las inmediaciones del linde intermunicipal entre Cerdedo-Cotobade y Forcarei, aunque dentro de este último ayuntamiento, a entre 50 y 100 metros del límite con Cerdedo-Cotobade. Fernández estima que ello puede remitir a que los petroglifos "se aprovecharon en épocas pasadas y recientes para delimitar quizás zonas de caza, posesiones, antiguos caminos... y hoy concellos".
El soporte sobre el que están estos siete petroglifos de A Mámoa no es el habitual. Se representaron en el denominado "xisto" o "gneis", un tipo de roca que aunque presenta la misma composición que el granito, aparece en largas vetas de fácil fragmentación, resultando de difícil visualización los petroglifos que en ella se labran.
Son siete insculturas que presentan, según Fernández, "cuatro claras alineaciones de cazoletas". Todas ellas estarían dispuestas "en dirección Norte-Sur con tan solo 10 grados de desviación". No se atreve a datarlos pero apunta, teniendo en cuenta la concentración de mámoas existente en la zona y que los petroglifos localizados presentan fundamentalmente cazoletas, que el experto Ramón Sobrino Buhígas señalaba que "las cazoletas son las representaciones más antiguas y enigmáticas del arte rupestre". De ahí que aventure que tal vez quepa situar su origen al final del Neolítico, con lo que tendrían unos 5.000 años de antigüedad.
Fernández está convencido de que tiene que "haber muchos más" en esa zona pero admite que "la gran dispersión" de este tipo de rocas y su particular composición como soporte "no ayuda mucho a visualizarlos".
Consciente de ello, Jorge Fernández -que gusta de difundir sus hallazgos para potenciar su conocimiento y su aprovechamiento turístico- ha decidido mostrárselos a la alcaldesa de Forcarei, Belén Cachafeiro, que está muy interesada en poner en valor el potencial natural y patrimonial del municipio. Así, le mostró a Cachafeiro y a la edil María Jesús Sineiro su preferido: el petroglifo que ha denominado A Mámoa 1. Presenta 23 cazoletas dispuestas en algunos casos en líneas "perfectas, finamente trabajadas y profundas", presentando un diámetro medio de 5 centímetros y entre 3 y 4 de profundidad, lo que les hace perfectamente visibles. Se localizan al final del recorrido.
A Mámoa 2 presenta una alineación clara de 4 cazoletas más dos a las que complementa una cruz y A Mámoa 3, dos cruces al lado de una cazoleta de 7 centímetros de diámetro. Hasta 10 cazoletas representadas -de las que 3 están conectadas por un estrecho canal- se localizan en dos afloramientos de A Mámoa 4. El que lleva el número 5 es el petroglifo más sancillo al constar de 3 cazoletas alineadas en dirección Norte-Sur. Mucho más complejo es A Mámoa 6, que integra 14 cazoletas de 5 centímetros de diámetro menos profundas que las anteriores. Y, finalmente, A Mámoa 7 presenta -en palabras de Jorge Fernández- 10 cazoletas con un "espectacular alineamiento Norte-Sur" y una cazoleta adicional al Oeste".
Estas petroglifos vienen a elevar a 57 los hallazgos arqueológicos de Fernández en los últimos años en distintos puntos de los municipios de A Estrada, Cuntis, Cerdedo-Cotobade y ahora también Forcarei. Sin duda, su presencia constituye un atractivo adicional para el Camino luso por el interior a Santiago, cuyos peregrinos señalan al pasar por Forcarei, Codeseda y A Estrada en dirección a Pontevea y Santiago como meeta últia que se trata de un trazado único por su belleza natural y patrimonial que, aunque exigente físicamente, constituye una experiencia que merece la pena vivir.
