La matrícula de las autoescuelas se mantiene en los últimos veranos, pero no tiene nada que ver con el volumen de hace décadas. Álvaro Iglesias, de la Autoescuela Vila de Cruces, achaca al descenso de la natalidad y a la competitividad de Santiago el bache por el que pasa el sector. "Recuerdo que hace 40 años solo podía haber una autoescuela por cada 10.000 habitantes, pero con la libertad de empresa y el paso de los años, ahora resulta que sobramos el 80% en toda la provincia", afirma. Lejos quedan también los tiempos en que cada autoescuela tenía varios monitores, igual que la iniciativa, abortada, de poner en marcha un sistema de propaganda de las autoescuelas a nivel dezano, para frenar el reclamo de Compostela. Incluso se pensó en montar una asociación, "pero aquí no hay mentalidad empresarial", se queja.