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Fontao combina los tomates y lechugas con el césped

El poblado minero espera desde hace años por una huerta comunitaria, así que planta hortalizas entre los adoquines y en macetas

Las macetas de plástico y madera son otra opción.

No hay nada como el sabor de unas fresas caseras. Y esto es extensible a las lechugas, los pimientos, los tomates y cualquier hortaliza a la que cuidar durante estos meses. Pero vivir en el rural no siempre implica disponer de terreno para tener huerto propio. Por lo menos, no en Fontao. La Xunta invirtió entre la friolera de nueve millones de euros en restaurar 79 viviendas (las originales llegaban a 127) del poblado minero. A día de hoy, es el núcleo más habitado del municipio cruceño, después del casco urbano. Sin embargo, no hay "ni un metro cuadrado, ni uno" de terreno en el que los residentes puedan cultivar sus propios alimentos, como indica el presidente de la asociación Minas da Brea, Santiago Ferreiro.

Ante esta carencia, el colectivo decidió hace años poner en marcha un proyecto de huerta comunitaria, más con fin didáctico que económico, porque buena parte de los residentes dispone de terrenos alquilados a otros vecinos de la parroquia. Pero para cuidar estas parcelas hay que desplazarse en coche o cruzar la carretera, con el consiguiente peligro que entraña para los niños. La idea se transmitió al PP, que incluyó esta huerta comunitaria en su programa electoral. El gobierno de Jesús Otero contactó con los herederos de César Cort, dueños de las parcelas que están encima de las concesiones mineras y que se adquirieron en su momento por si había desprendimientos, para evitar daños en personas y bienes ajenos a la mina. Pero los Cort siguen sin responder sobre esto ni sobre la cesión de maquinaria para el Museo da Minería (en manos del otro hermano Luis), más que nada porque un uso de terrenos como huerta podría considerarse una rehabilitación del espacio minero.

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