El alcalde de Vila de Cruces, Jesús Otero, calcula que será necesaria una inversión de 130.000 euros para reparar el arco del área recreativa de A Carixa. Tras elaborar un informe, que también costea el Concello de Silleda, sobre el estado de este puente construido hace 90 años, el municipio cruceño ya está tramitando todas las autorizaciones administrativas que precisa para actuar sobre el pontón. Así, Otero realiza ya trámites para obtener los permisos de Patrimonio, Augas de Galicia y Rede Natura, además de Carreteras.

"El puente necesita una intervención integral, según indican los expertos", de modo que será preciso intervenir en toda la pasarela, y no solo en el agujero que presenta en una zona muy próxima a su coronación. El informe indica que habrá que sellar "pieza a pieza", para evitar que en un futuro la pasarela vuelva a padecer un riesgo de desplome.

Una de las tareas más complicadas de la intervención no va a ser el propio sellado en sí, sino el andamiaje que será preciso montar sobre el lecho del río Deza. Lo ideal sería actuar ya, no solo para frenar el deterioro que se agrava día a día, sino también para evitar que la obra tenga que acometerse durante los meses de invierno y con un cauce bastante más considerable que el que tiene durante estos meses. "El puente no va a esperar por nosotros", indica Otero, consciente de que, como le indicaron los técnicos, si los daños continúan a este ritmo, la pasarela puede caerse en cuestión de un par de meses. Como es obvio, la intervención que se plantea también incluye la retirada de hierbas y otra maleza que, con el paso del tiempo, movió las piedras, algo que ocurrió también en algunos de los elementos de otro puente famoso en Cruces, el que enlaza la parroquia de Gres con la localidad de Ponte Ledesma, al otro lado del Ulla y ya en tierras de Boqueixón.

Una vez que se recupere el puente, este no podrá utilizarse para paso de personas (hace décadas que dejó de usarse), pero continuará siendo una zona de trasiego habitual para fauna salvaje como jabalíes y corzos. Varios vecinos y cazadores dan fe de esta costumbre entre dichas especies, por la presencia de excrementos en varias zonas del pontón.