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Nicolás Susena: "La vocación del sacerdocio no es algo que tú eligas; Dios te escoge"

"Preferiría no ejercer en Lalín, uno nunca es profeta en su tierra"

Nicolás Susena, de rodillas ante el obispo. // Miguel Castaño

A punto de cumplir los 25 años el lalinense Nicolás Susena acaba de ser ordenado diácono en la parroquia de la Milagrosa de Lugo.Antes de acabar bachillerato en la cabecera comarcal dezana sintió "la llamada" y decidió estudiar el bachiller de estudios eclesiásticos, tras terminarlo, inicia una nueva etapa que le acerca un paso más a su objetivo: ser cura.

-¿Cuáles serán sus funciones como diácono?

-La función principal del diácono es la proclamación del evangelio y la caridad. Esos es un poco lo que fue a lo largo de la historia de la iglesia, pero hoy en día el sacramento como el bautismo es una función propia del diácono, también en los funerales acompañar en el cementerio al difunto, casar a unos novios.

-¿En qué consistió el acto de ordenación?

-Dentro de la celebración de la misa hay unos rituales propios que empiezan con la presentación del candidato, las promesas donde yo acepto lo que conlleva el ministerio tal como el celibato o vivir de un modo austero, también hay la letanía de los santos, la imposición de las manos del Obispo y la plegaria de ordenación, una oración muy larga que recuerda la historia de como comenzó el diaconado. Se termina con la entrega del evangelio y con el beso de la paz.

-¿En que momento decidió formar parte de la iglesia?

- La vocación la sentí desde siempre, desde pequeño. No es algo que tú escojas sino que Dios te escoge a ti. Pero aunque lo sientas tú tienes que decir que sí. El sí de algún modo lo dije lo hice a las puertas de terminar segundo de bachiller. Luego hice los seis años de seminario y ahora mismo estoy destinado en la Milagrosa y a la vez estoy haciendo un máster en Madrid en el instituto Juan Pablo II.

-¿Cuál será el siguiente paso?

-El diaconado puede ser vivido de dos modos. El primero de forma permanente y el otro es el paso previo al sacerdocio. El mínimo son seis meses.

-¿Le gustaría ejercer en Lalín?

- Uno nunca es profeta en su tierra y yo aunque quiero mucho a la gente de Lalín creo que tampoco es bueno estar en el sitio de donde tu sales, porque tienes una historia allí y aunque no sea mala. Yo preferiría no ir a no ser que me lo pida el Obispo que iría encantado.

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