El PP volverá a decir no al presupuesto en el pleno del lunes; una sesión en la que el alcalde, Rafael Cuiña, se someterá a una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de la cuenta para este año. José Crespo es consciente de que una moción de censura no prosperará en los términos que podrían convenirle a su grupo, al margen de que quizá tampoco sea el camino que le convenga de cara a la reconquista de la Alcaldía de Lalín dentro de dos años. El exalcalde, que días atrás aseguró que la alternativa de la moción de censura no estaba cerrada, sabe que en un escenario ventajoso para su grupo no es posible porque lo impide el pacto antitransfuguismo; la misma ley que podría beneficiar a las personas que son denostadas en prácticas de este tipo. Crespo conoce la normativa y sabe que hay una posibilidad... o dos. Pero la primera es impensable porque colocaría en la Alcaldía a un representante de la corporación que dejaría al PP muy mal parado. Aunque casos semejantes y también en Deza ya se han visto.

Al margen de los subterfugios legales el gobierno local tiene por delante dos años más en minoría numérica en los que, o mucho cambian las cosas, o su situación no es para nada envidiable. "Para que un partido vote a favor, por ejemplo de un presupuesto, el otro tiene que desnudarse y ser serio", dijo, sobre la imposibilidad de llegar a acuerdos por la desconfianza que su grupo tiene del equipo de Rafael Cuiña. El PP está en una posición dominante, con un compañero de viaje en el que apoyarse, algo que hace con frecuencia. Lalín tendrá presupuesto, pero el próximo mes y los dos años que restan de mandato se antojan duros para un gobierno que no tiene las manos libres. "Haremos lo que nos parezca lógico", advierte Crespo.