Ella misma se define como "tremendamente inquieta". Precisamente, su dinamismo la ha llevado a ser un referente en la vida cultural y social de A Estrada, que hoy le entrega una de las tres insignias de oro del Salmón. La maestra jubilada Dolores Araújo, conocida por todos como Noni, recibe con gratitud el reconocimiento en el marco de una fiesta en cuyos inicios jugó un papel importante en lo que a popularización de la cita se refiere. "Nunca creí que la fiesta llegase a esto, que viniese tanta gente", admite.
-Fue una de las impulsoras de la popularización de la Festa do Salmón. ¿Cómo fueron los comienzos?
-Soy tremendamente inquieta y todo lo que pueda hacer por mi pueblo, lo hago. Mira que pateé por la Fiesta del Salmón. Fui bar por bar, hotel por hotel, para hacer jornadas gastronómicas. El exalcalde Ramón Campos nos pidió a la Asociación de Amas de Casa si podíamos echar una mano. Recibíamos de toda Galicia dípticos de todas las actividades que se hacía por la geografía gallega y dije yo: ¿por qué no se hace aquí una fiesta popular con carpas y con degustaciones que sean económicas? Mandamos información a todas las asociaciones como la nuestra. Recorrimos todo tipo de locales de hostelería, a veces con unas contestaciones nefastas. Nieves Feros, que era la profesora de cocina de nuestra asociación, ganaba todos los años el concurso de platos del Salmón y me dijo que sería la más feliz del mundo si se publicase un libro con todas sus recetas. Salió precioso.
-¿Cómo ve la evolución de la cita gastronómica?
-Nunca creí que la fiesta llegase a esto, que viniese tanta gente. Para mí está perfecta.
-La distinción del Salmón de Oro ya la pidió para usted el exalcalde Ramón Campos. ¿Se considera merecedora de ella?
-Soy machadiana y te digo: nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; amo los mundos sensibles, ingrávidos y sutiles como pompas de jabón. Es decir, a mí este premio me encanta, me emociona, porque yo este premio lo tengo que compartir con mi pueblo, que me ayudó tanto, con mi gente. Así lo siento.
-Siempre ha participado en muchas iniciativas de tipo cultural y social, desde la docencia y como presidenta de la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Mujeres Rurales Avelina Valladares. ¿Qué destacaría del trabajo durante los 23 años que presidió el colectivo?
-Quizás, lo principal fue que todas las mujeres en nuestro pueblo tenían a donde ir. Empezamos haciendo cursos de Románico, Gótico y Barroco. No es porque sea mi pueblo, pero los vecinos son extraordinarios. Aquellos cursos estaban llenos de gente. Luego empezamos con recuperación de labores antiguas, vainicas, encaje de bolillos, cocina, etc. para que todas las personas tuviesen cabida.
-En una época en la que el papel de la mujer estaba relegado al hogar...
-Recuerdo una señora que se quedó viuda y le dimos la vida porque pudo salir. Tuvo esa oportunidad y siempre nos decía que nos debía la vida. Otra cosa fabulosa que hicimos fue organizar conferencias magníficas con Juan Andrés Fernández, el director del museo. Una de ellas era histórica sobre prevención de natalidad. Recuerdo que el local estaba abarrotado. Ver a las personas con semejante interés fue extraordinario. Hicimos conferencias sobre heráldica, genealogía, la vida de los pazos, la vestimenta, etc.
-¿Fue en el seno de la asociación de mujeres donde nació la idea de crear el Premio de Poesía Avelina Valladares?
-Nada más poner el nombre de Avelina Valladares a la asociación, recibí la llamada de Luna Sanmartín y le expliqué que era una poetisa de Vilancosta, que conocí a través de mi amiga y compañera Josefa Varela Pazo. La familia le proporcionó a Luna poder entrar a la biblioteca que tiene en su casa de Vilancosta. Para agradecerle este detalle a la familia decidimos crear un galardón. Así nació el primer premio.
