El Museo Municipal Ramón Aller de Lalín será escenario mañana de la inauguración de la XIII Bienal Pintor Laxeiro. Ángel Calvo Ulloa es el comisario que en esta edición ha querido dotarla de más contenidos y, también, de una duración aproximada a los tres meses. Este prestigioso historiador del arte lalinense ultimaba ayer los preparativos para un certamen que aspira a ser distinto a los anteriores.
-¿Cómo está viviendo su primera Bienal Laxeiro como comisario?
-En estos casos hay que jugar con formatos, y todo, y también tener muy en cuenta de donde venía el tema de la bienal y hacía donde sería mi idea para reconducirla. Se trata de un formato siempre complicado y con un estigma que siempre arrastran, y que yo creo que tanto una bienal tan pequeña como esta como la Venecia, por ejemplo, tienen que estar en permanente cambio. Hay que decir que, realmente, esto es un certamen, que excepto en un par de ocasiones se comisarió y que siempre funcionó como un certamen al que se enviaban piezas y, después, se realizaba una selección. Cuando se me propuso una de la opciones que propuse fue el de un certamen, pero en condiciones y mejorándolo.
-¿Cuál es ese cambio que desde su punto de vista necesitaba una bienal como la de Lalín?
-Yo creo que tiene que reformular sus formatos y que trabaje efectivamente como una bienal, es decir como un evento comisariado que trata un tema que no sólo afecta al mundo del arte si no que también afecta a lo social y a lo político. Es decir, un tema candente sin entrar en sensacionalismos. Por eso mi punto de partida en esta bienal era el tema de la tradición, un asunto sobre el que llevo trabajado desde hace bastante tiempo y que a mí me apetecía crear una reflexión acerca de cómo nos está afectando en un lugar como Galicia. Hay una generación nueva de artistas que muchos están en diálogo con generaciones anteriores, pero en ningún momento se está hablando de algo en común ni tampoco de un lenguaje propio. Se trataba de preguntarse qué tiene en común Misha Bies Golas con Luis Seoane o Manuel Eiriz con Leopoldo Nóvoa, por ejemplo. Pero siempre con la duda, que es algo que me parece importante. Se puede caer en la falsa complacencia de mostrar un escaparate que como comisario quiero, y de hecho la pregunta final es cómo nos afecta la tradición o si realmente todos los artistas están afectados por esa tradición. Hay artistas que están en la exposición que me lo están poniendo en duda y me apetecía meterlos precisamente por ese punto de la duda.
-¿No serán demasiados tres meses para una bienal como esta?
-Eso responde a todas las actividades que hay. Mayo es un mes complicado en asuntos culturales porque está el tema de las letras. El resto de actividades empiezan en junio y ocupamos todos los fines de semana hasta la clausura del 21 de julio. Si pretendes que se venga a ver desde fuera de Lalín una exposición, tienes que tenerla un tiempo abierta. Además, el mes de julio aquí es muy malo, y el catálogo se presentará el 21 de julio porque incluirá mucho material que se genere durante la bienal como actas de las mesas redondas, el material de la sección de cine y también de la de poesía y de plástica. Cualquier institución hoy en día tiene las exposiciones unos tres o cuatro meses montadas.
-¿Qué supone para su carrera profesional comisariar un certamen como la Bienal Pintor Laxeiro?
-A mí me interesaba básicamente porque soy de Lalín y conozco la bienal desde que se inauguró, incluso tengo el catálogo de esa primera edición y me acuerdo haber estado en su inauguración con cuando yo tenía unos 9 años. Además, quiero ser partícipe de un posible cambio en Galicia, y creo que es importante muchas veces asumir ese compromiso. A nivel currículum tiene su punto romántico.
