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"El miedo a los dentistas de antes no era del todo infundado porque no los formaban en ser cuidadosos"

-¿Se ha superado el eterno drama de tener miedo a sentarse en la silla del dentista de turno?

-No creas. Todavía no está superado, se está superando y es algo cultural en el sentido de que contextual. Yo a muchos padres siempre les comento que no se les ocurra decirle a sus hijos eso de "pobrecito, que tiene que ir al dentista", e intento que los niños que vienen por vez primera reciban un abrazo o un regalo, que su primera experiencia sea muy positiva porque eso va a marcar el resto de su vida en este aspecto. Yo estudié Psicología antes que Odontología y tengo que reconocer que, a veces, me sirve un poco para utilizar algunas estrategias para prevenir situaciones de estrés, sobre todo, en críos de corta edad.

-¿El miedo que siempre se tuvo a los dentistas era infundado o había algo de cierto en ello?

-El miedo atroz que se tenía a los dentistas no era del todo infundado, la verdad. Es cierto que el médico de antes que hacía una especialidad de Odontología pues quizá no estaba persuadido de ser tan cuidadoso con el miedo de las personas. No los formaban en eso y tampoco lo consideraban ni siquiera importante. Ahora es vital y algo que me ha enseñado la experiencia es que el paciente que no tiene miedo es el paciente colaborador es el que más se va a curar porque todo lo que haga yo lo va a tener que mantener él luego en su casa. Y no es una cuestión de dinero porque me gusta realizar revisiones periódicas y gratuitas para ver cómo van. Esa empatía va de la mano de la colaboración que tiene que tener el paciente persuadido y convencido.

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