Sin teléfono fijo ni internet. Así se quedó una familia residente en el lugar de San Martiño de la parroquia estradense de Barbude el 4 de febrero, como consecuencia del fuerte temporal que azotó la comarca el primer fin de semana del mes. Hasta ahí, todo relativamente normal. Asumible. Fue lo que le pasó a miles de familias en Galicia. También esta familia perdió el suministro eléctrico durante casi tres días ytuvo que tirar de generador casi 72 horas. Pero lo que a Beny Borrajo ya no le parece normal es que tres semanas después la empresa con la que tiene contratado el servicio y la que se ocupa de las líneas telefónicas no hayan resuelto el problema y, consecuentemente, su familia siga todavía sin línea de telefonía fija y sin internet.
No es que no la hayan escuchado. Ni que los técnicos no hayan acudido a su domicilio. Le hicieron hasta cinco visitas. Tres de Vodafone y dos de Telefónica. Cuatro concluyeron con la misma conclusión: en su domicilio no está la causa de la avería. Es externa, debida a los cuantiosos daños en las infraestructuras que suministran el servicio a esta zona. Le explicaron que a causa del temporal se cayeron numerosos postes.
Beny Borrajo no lo duda pero tampoco entiende por qué, tres semanas después, no se ha podido restablecer la normalidad en la línea y puede recobrar el servicio. Esta vecina de Barbude -antes vecina del casco urbano pero que decidió apostar por el rural- no entiende por qué no se soluciona de una vez la avería.
Lo único que sabe a ciencia cierta es que el teléfono fijo en su casa es hoy un objeto inservible y que su hija no dispone de la conexión a internet que necesitaría para sus estudios. Y lo peor es que, a corto plazo, ve el horizonte de su línea telefónica cubierto de negros nubarrones.
