-¿Dónde está el límite para que un padre vigile a su hijo con la idea de evitar que tenga problemas con las adicciones?

-Existe controversia con este aspecto de la educación. Vivimos en una sociedad en la que los chavales tienen muchísima información. Hoy en día se le están dando a lo chicos libertades que a lo mejor en edades tan tempranas no son adecuadas. Hay que establecer ciertas pautas para poder razonar con los niños y saber decir no cuando sea necesario. No se trata de castigar a los chicos, pero sí seguir unas normas y que los niños lo entiendan cada vez que se les castiga por algo inadecuado. La clave está en el diálogo en el seno familiar y establecer pautas de conducta a los niños. Los adolescentes están en esa etapa de querer romper con las reglas y ser mayores cuanto antes.

-¿Es más fácil engancharse a internet que a las drogas?

-Todo depende del contacto que tengan los chavales al uso de drogas o de las nuevas tecnologías. Normalmente nos dicen que no se pueden vender drogas legales a menores, pero ellos tienen facilidad para hacerse tanto con tabaco como con alcohol. Es una cuestión social y educativa, que también es culpa de la sociedad adulta. Con las adicciones a las nuevas tecnologías hablamos de una cuestión de educación y de cómo los chavales están disfrutando de su ocio y tiempo libre porque no tienen tiempo de aburrirse.