-¿En qué ha cambiado la vida de los canadienses con la llegada de Trudeau al gobierno?
-Trudeau ha tomado una serie de decisiones increíbles en otras partes del mundo. Todo empezó con la formación de un gobierno con la mitad de hombres y la otra mitad de mujeres. También puso sobre la mesa los temas más importantes del país y encargárselos a profesionales. Por ejemplo, el ministro de Emigración es un refugiado o el de Sanidad es un doctor de prestigio internacional, y todo esto responde a que este presidente quiere marcar una diferencia en política, quiere formar un gobierno de políticos que no tengan nada que ver con la corrupción. Trudeau quiere demostrar que hay políticos que valen y que aceptan su trabajo por el pueblo. Se trata de algo inusual y muy apreciado en el mundo.
-¿Tiene previsto regresar a España a corto plazo?
-Me gustaría volver algún día a Silleda, no lo voy a negar. Lo que pasa es que ahora estoy contento porque trabajo en una empresa puntera como la ILAC y, además, vivo con mi pareja, que también es de Silleda, y los dos emigramos a Canadá y acabamos de comprar allá una propiedad y no tenemos pensado volvernos a corto plazo, aunque seguimos teniendo los dos mucha morriña por Silleda.
-¿Es cierto que su trabajo le obliga a viajar mucho?
-Por supuesto. A Silleda viajé desde Oviedo porque vengo de realizar un tour de cuatro semanas agotador en el que me acabo de recorrer toda España para dar a conocer la realidad canadiense a los más jóvenes. La verdad es que se trata de un trabajo que me encanta porque puedes acercar a los estudiantes un sistema de vida muy distinto al de aquí. Es curioso comprobar la cantidad de preguntas que te hacen sobre aquello porque lo cierto es que no hay mucho información detallada de lo que es Canadá más allá de los tópicos que rodean a países tan lejanos del nuestro. Es una tarea muy gratificante, la verdad.
