Si en las últimas semanas el reclamo turístico de Deza -con permiso del monasterio de Carboeiro- era la antigua aldea de O Marquesado, en el embalse de Portodemouros, visible gracias a la sequía, seguro que a partir de ahora la catarata del río Toxa vuelve a recuperar su reinado en cuanto al continuo trasiego de visitantes, debido justo al fenómeno contrario: las intensas precipitaciones de las últimas jornadas.
Y es que desde el pasado 26 de enero, cuando comenzó a llover sobre Deza después de varios meses de cielos despejados, en la estación lalinense de Mouriscade se recogieron 194 litros por metro cuadrado (l/m2). Es decir, en 11 días llovió cuatro veces más que en todo el mes de enero (con 48 milímetros). Buena parte de esa cantidad de precipitaciones se concentra en los temporales del jueves y viernes pasados, que suman 101,2 l/m2. Así, si a mediados de enero la que es la fervenza más alta de Galicia discurría con un más bien modesto hilo de agua -también es cierto que el Toxa no puede presumir de un gran caudal- ahora la catarata luce en todo su esplendor, con una caída que supera de sobras los cinco metros de anchura y cuya fuerza salpica, más bien empapa, al turista que osa sacar fotos a escasos metros del pie de la cascada.
Merece la pena hacer frente al mal tiempo, al frío y a la caminata de poco más de 10 minutos para observar la catarata -los más perezosos tienen la alternativa de contemplarla desde el mirador-. La fervenza desde hace años funciona como complemento ineludible para los que visitan el mencionado cenobio de Carboeiro. Por eso, su entorno se está sometiendo desde hace unos meses a un programa que promueve el Concello de Silleda y que ya ha dado sus frutos, como la colocación de dos barreras de madera para impedir el paso de vehículos -solo podrán acceder los propietarios de parcelas, cuando lo precisen- o la señalización de este enclave en el casco urbano y en las principales vías que atraviesan el municipio. También se optó por mudar el suelo del citado mirador y señalizar el sendero que une este enclave con Carboeiro, en una ruta de 6,8 kilómetros.