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José Garaloces: "Aquí ya venían los monjes del monasterio de Carboeiro a eso que llamaban tomar las aguas"

"La información pasa de padres a hijos y durante los fines de semana lo que más tenemos en el balneario son gente joven"

José Garaloces posa en el patio del balneario cruceño de Baños da Brea. // Bernabé/Javier Lalín

La familia Garaloces lleva muchos años vinculada al termalismo desde que se hiciera con el Hotel Balneario de Lugo-Termas Romanas. Se cumplen ahora 14 años desde que esta saga tomó las riendas del único balneario de la comarca dezana, el cruceño de Baños da Brea. Desde entonces, el establecimiento ha sido reformado tanto estructuralmente como desde el punto de vista de su oferta termal, cada vez más diversificada para acceder a todas las edades. José Garaloces es su máximo responsable.

-¿Cómo pasó del sector inmobiliario al del turismo termal?

-Tenemos el balneario de Lugo desde que un tío nuestro lo comprara en el año 1955, pero yo estuve durante mucho tiempo centrado en lo que era el sector inmobiliario. Cuando se compró el Baños da Brea me vine para aquí con el objetivo de hacerme cargo de su gestión y mantenimiento.

-¿Ha notado mucha diferencia entre su anterior ocupación y la actual en el balneario?

-Como te puedes imaginar, no tienen nada que ver una con la otra. Lo que pasa es que como tengo a mi hermano Antonio, que desde los años 80 está al frente del Balneario de Lugo-Termas Romanas, todas las dudas que tenía la llegar a aquí las fui resolviendo poco a poco y siempre contando con su ayuda. De todas formas, tengo que reconocer que el cambio no me costó tanto como en un principio puede parecer viniendo como venía de un mundo tan diferente. Ya digo que siempre que tenía algo que consultar se lo trasladaba a mi hermano, que como lleva más tiempo que yo en esto me las solía solucionar.

-Supongo que también serán diferentes entre sí los balnearios de Lugo y este de Vila de Cruces, ¿no?

-En cuanto a la gestión son bastante parecidos, la verdad. Lo que pasa es que son totalmente distintos por el hecho de que el de Lugo está en una ciudad que es capital de provincia, y el de Baños da Brea está en un pueblo. El funcionamiento sí que puede ser algo distinto porque la gente que va al balneario de Lugo puede bajar a la ciudad en cualquier momento porque lo tiene ahí al lado, con todo lo que supone tener una ciudad cerca. Quizá en tratamientos y todo lo que está relacionado con ello funciona un poco más que el de Cruces.

-Sin embargo, el de Baños da Brea tiene un entorno mucho más atractivo que el de Lugo.

-Sin duda alguna. El de aquí está en un sitio tranquilo e ideal para venir a relajarse y olvidarse del estrés propio de las ciudades. El que venga aquí a ver tiendas, pues como que se ha equivocado. La gente que viene a Baños da Brea ya sabe perfectamente lo que se va a encontrar. Hoy en día, con los medios que hay, sobre todo a través de internet, la gente tiene mucha información y escoge lo que quiere a la hora de hacer turismo termal.

-¿Vuelve a estar de moda aquello que decían nuestras abuelas de "tomar las aguas"?

-En aquellos tiempos era distinto porque había aquello de los nueve días que estaba muy extendido por la gente que gustaba del turismo termal. En este balneario de Baños da Brea eso ya viene desde los tiempos de los monjes del monasterio de Carboeiro, que ya venían a tomar las aguas porque había muchos balnearios que no eran hoteles en aquellos tiempos. Hoy en día eso todo ha cambiado mucho.

-¿En qué consisten esos cambios entre los usuarios?

-La gente quiere, sobre todo, comodidad. Buscan el balneario y el hotel en el mismo enclave porque efectivamente lo más cómodo es poder bajar de la habitación y entrar directamente en el balneario. Lo cierto es que está de moda, y pienso que lo que hizo que se hiciera más conocido es el programa de termalismo social que mueve a mucha gente en toda Galicia. Además, la información pasa de padres a hijos, que son los que a veces vienen durante los fines de semana. La publicidad que se hacen entre ellos también contribuyó a su popularización en la sociedad.

-¿Le gusta entonces el termalismo a los más jóvenes?

-La gente que viene aquí durante los fines de semana son en su mayoría jóvenes, y eso es un reflejo de los nuevos tiempos porque no todo va a ser termalismo social. También debo reconocer que con lo de la crisis las reservas han bajado un poco tanto en número como en días. El que antes venía durante cuatro días al balneario, ahora se queda uno o dos. De todas formas, y sí tengo que ser sincero, afortunadamente la gente sigue viniendo porque el turismo termal sigue siendo una opción con muchos seguidores.

-¿La crisis económica hizo que el sector se adaptara a los nuevos tiempos reinventándose?

-Lo cierto es que la crisis hizo que nos tuviéramos que poner las pilas y ponernos al día, como se suele decir. Ahora en el balneario se hacen otras cosas distintas a lo que es puramente el termalismo, como cursos de aquagym o similares, que hacen que incluso cada vez sean más los clientes que tenemos procedentes de esta zona. A veces pasa que tienes un balneario al lado de casa y ni siquiera lo conoces, como hemos podido comprobar nosotros cuando nos hicimos cargo del de Baños da Brea. Por eso pusimos en marcha este tipo de actividades que, la verdad, están teniendo mucho tirón entre la gente de esta comarca. Es una manera como otra cualquiera de atraer a los vecinos a un sitio que, como te decía antes, muchos de ellos ni siquiera sabía que lo tenían tan cerca. Son actividades complementarias con lo que es la actividad normal de un balneario con las que estamos muy contentos desde que arrancaron.

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