La escasez de señales, cuando no su ausencia total, dificulta la realización de la nueva ruta marcada por el Concello de Silleda entre sus dos joyas patrimoniales y turísticas. El camino entre la Fervenza do Toxa, en la parroquia de Pazos, y el monasterio de Carboeiro a través de Martixe presenta un déficit de señalización que lleva al caminante a perderse en determinados puntos.
Las señales de partida del sendero están colocadas junto al cenobio y en el acceso al mirador de las cataratas y en ellas se informa del kilometraje (6,7). Sin embargo, al poco de enfilar la cuesta que sube hacia la carretera principal de acceso al monasterio, el caminante no encuentra otra señal que le diga por donde seguir. La intuición lleva a algunos a tomar una pista recientemente desbrozada, ya casi en la cima del acceso, pero sin señales a la vista -o no han sido colocadas o ya han desaparecido- que corroboren la buena dirección.
Algo similar sucede en la salida desde Pazos, pues el tramo inicial -coincidente con una ruta corta que va a la iglesia parroquial- puede llevar a confusión. Pero lo peor está unos kilómetros más adelante, en el cruce con la carretera de A Carixa. Allí no hay ninguna señal que indique el camino, por lo que los senderistas más arriesgados se aventuran por el monte y los más precavidos siguen la senda del asfalto.