En la primavera de 2002 el gobierno de Lalín anunciaba que una calle del núcleo urbano sería bautizada como Ramón de Valenzuela. Tras un acuerdo plenario para que el escritor nacido en la Casa da Viña de Abades fuese elevado al callejero de la capital dezana, no hubo avances en este sentido y parece que su obra literaria Non agardarei por ninguén cobra en este caso, además de significado, mucho sentido. La comisión municipal del callejero de Lalín puesta en marcha por deseo del grupo de gobierno cumplió el mes pasado un año y por el momento al menos públicamente no han trascendido propuestas y menos acuerdos para rebautizar rúas o que nuevas puedan estrenar denominación. En la localidad todavía se conservan nombres de vías céntricas como B, D o C, que podrían ser modificadas. En el seno de la propia comisión existen voces discrepantes sobre la realización de una propuesta conjunta basada en el consenso. Mientras los filólogos abogan por tirar de elementos propios de la microtoponimia, otros creen que esta alternativa es válida pero no en aquellos casos en los que no existen elementos a los que recurrir y que sería oportuno buscar otras alternativas.
