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Casas que piensan en verde

José Mazás se dedica a la bioconstrucción y su red de clientes llega ya hasta Fisterra

José Mazás, en la obra de una vivienda en Camanzo en la que aplica bioconstrucción. // Bernabé/Javier Lalín

Materiales de la zona, que generen el mínimo impacto ambiental y que se conviertan en una especie de tercera piel -la segunda es la ropa- para los que la habitan. Así es la filosofía de una casa edificada bajo los criterios de la bioconstrucción o construcción ecológica. Este nuevo concepto ha calado hace varios años, sino décadas, entre muchos arquitectos, conscientes de la necesidad de colaborar en el cuidado del planeta. En Deza tenemos un ejemplo en José Mazás, constructor vecino del poblado minero de Fontao que combina la edificación convencional -a la que se dedicó en exclusiva durante media docena de años- con la bioconstrucción.

Preguntado por los materiales de que echa mano, explica que "son todos naturales o ecológicos. El más empleado es el corcho, muy fácil de conseguir" y que funciona como un aislante acústico y térmico excelente. Tampoco podían faltar la piedra y la madera, siempre de la zona y que en el segundo caso se utiliza para estructuras, cubiertas, escaleras, tabiques o falsos techos. A la hora de aislar, también recurre a la lana de oveja, un producto en este caso de origen animal. La alternativa al cemento y al hormigón armado viene a través del barro o de la cal, que son materiales de gran resistencia y que en varios casos se pueden combinar con balas de paja de cereales o hierbas altas a modo de bloques. De hecho, este sistema se utilizó para construir un polideportivo en Alemania. "Se trata de trabajar con materiales naturales y a ser posible del entorno", para evitar la importación de materiales de otros países, lo que supone un gran impacto ambiental debido al consumo energético para su transporte.

Pero hay elementos que son, prácticamente, insustituibles, como "el hierro o el vidrio, así que opto por utilizarlos lo menos posible o en cuestiones puntuales", explica Mazás. "Es difícil prescindir de todos los productos convencionales", añade, "pero siempre puedes recurrir al vidrio reciclado", lo que también contribuye a reducir las consecuencias en el medio ambiente. Asegura que los materiales de la bioconstrucción "duran y no tienen por qué tener un mantenimiento especial". Eso sí, es probable que el precio de una casa ecológica salga un poco más caro, "pero no mucho más", que otra edificada bajo los criterios convencionales.

Sus clientes van cada vez a más, "con reformas sobre todo en el término municipal de Vila de Cruces", aunque ya ha realizado varias intervenciones en Santiago y también en Fisterra.

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