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Uno de cada diez vecinos de las comarcas tiene algún tipo de diversidad funcional

Más de la mitad de los 6.547 casos son discapacidades físicas -La cifra cae en más de 500 personas en cinco años -Los descensos más notables se dan en A Estrada y Lalín

Usuarios de un taller ocupacional en el centro de recursos de Cogami en Medelo, Silleda. // Bernabé/J. Lalín

En los municipios de Deza y Tabeirós-Terra de Montes hay 6.547 vecinos que tienen reconocido algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial, según los datos del IGE. Esta cifra indica que el 9,72% de toda la población de la zona (67.328 personas) o, lo que es lo mismo, uno de cada diez vecinos, tiene diversidad funcional reconocida por el correspondiente equipo de valoración y orientación. Ello le permite optar a medidas de protección social como una pensión no contributiva por invalidez, prestaciones familiares por hijos a cargo o beneficios fiscales, además de asesoramiento para ingresar en un centro en el que seguir procesos de rehabilitación.

Por lógica, A Estrada y Lalín, al ser los dos principales núcleos de población, presentan un mayor número de casos de residentes con discapacidad reconocida. Según los datos de 2015 (los más recientes que maneja el IGE) en A Estrada se contabilizan 1.206 vecinos con movilidad reducida, a los que se suman 556 que presentan discapacidad psíquica y otros 269 con sensorial. Son, en total, 2.031 personas, una cantidad un tanto inferior a las 2.207 que se registraban en 2010. La caída en las cifras se explica, sobre todo, en la pérdida de población por fallecimiento. Lalín -y a decir verdad el resto de municipios- también muestra un predominio de las discapacidades físicas, con 1.065 registros, frente a los 532 vecinos con diversidad funcional psíquica y otros 208 con disminución de algunos de los sentidos. En conjunto suman 1.805 vecinos, mientras que un lustro antes la cifra alcanzaba casi un centenar más, en concreto 1.895.

Silleda también reduce el número de habitantes con discapacidad. Si en 2010 la cifra total era de 695 vecinos, ahora se queda en los 622, debido sobre todo a un descenso en los reconocimientos de incapacidad física (son, en total, 356 personas) y sensorial (60), a los que se suman 206 con discapacidad psíquica. A pesar de que la población de Cruces es bastante inferior a la de Silleda -tiene 3.200 habitantes menos- sus cifras en cuanto a habitantes con discapacidad no distan mucho de las de Trasdeza. En el municipio cruceño los servicios médicos han reconocido una discapacidad física (ya sea del 33, del 65 o más del 75%) a 320 personas, así como una psíquica a 174 y sensorial a otras 63. Son, en total, 557 vecinos, también por debajo de los 615 de un lustro atrás.

En lo que concierne a los tres municipios menores de Deza, Rodeiro cuenta con 351 vecinos con diversidad funcional, 37 menos que hace cinco años. De esta cifra, 204 tienen algún tipo de discapacidad física, mientras que la de 109 es de carácter psíquico y la de 38, sensorial. Las cifras de Agolada superan las de Rodeiro, con 492 casos (bajó de los 556), repartidos entre 268 personas con movilidad reducida, a los que se suman 173 con algún tipo de discapacidad física y 51 con problemas de tipo sensorial. En Dozón las cifras ya son más modestas y apenas muestran variación respecto a 2010: por entonces había 123 personas con diversidad funcional, y ahora son 125. Al igual que en los demás municipios, la mayoría de casos, en concreto 70, corresponde a personas con discapacidad física. Los vecinos que padecen algún tipo de minusvalía psíquica son 41, mientras que hay otros 14 con una discapacidad sensorial reconocida. A nivel global, la movilidad reducida afecta al 58% de las personas con algún tipo de discapacidad reconocida.

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