Tiempo ha que la feria mensual de Río, en Rodeiro, caminaba hacia su desaparición. La del 15 de este mes fue la primera en la que ni se presentó el pulpero, debido a que acaba de cerrar el único bar en que podía degustarse ese manjar. El pulpero decidió que el 15 de cada mes visitará ya no Río, sino el casco urbano de Rodeiro, donde también se coloca otro pulpero. Así que la muy escasa vida que le quedaba al recinto de los pendellos de esta parroquia acaba de dejar de respirar,. Ya solo pueden pensar en acoger las citas de la Festa da Fartura.
El propio alcalde, Luis López, confiesa que hace ya varios meses que ningún puesto de venta ambulante de ropa, calzado y enseres visitaba la parroquia en su feria mensual. Y no lo hacía porque tuviese que pagar tarifas -en Rodeiro no se cobran- sino porque la afluencia de clientes era tan escasa que ni compensaba montar el puesto. Así que la feria de Río se ceñía a comer pulpo, algo que perdura en otras latitudes, como Silleda, en la que se colocan pulperos todos los martes, recordando a las ferias de antaño. López es consciente, por ejemplo, de que la feria de Río, si otrora fue un referente en la comarca, en los últimos tiempos no podía compararse con la de A Gouxa, en Dozón, donde aún hay venta ambulante y quedan locales dónde dar buena cuenta de una ración de pulpo. "Desde el gobierno local no podemos hacer nada por reactivar la feria", asegura el munícipe. La única opción es que reabriese el único bar, algo que resulta complicado ya que se integra en una vivienda y el hipotético nuevo gerente tendría que sopesar si le compensa abrir solo una vez al mes.
Tampoco se piensa en trasladar la feria del día 15 al casco urbano de Rodeiro, pese a que en ese día se cuenta ahora con dos pulperos en las calles. López cree que es suficiente con la feria del 28, que aún congrega a numerosos vecinos dado que coincide con el abono de las pensiones y el cobro de los recibos de la venta de leche.
