Una explotación ganadera de la parroquia de Carboentes, en el municipio de Rodeiro, ha sufrido un ataque de lobo. El hecho, ocurrido en la madrugada de ayer, en el lugar de Barregallos, causó la muerte de una novilla de poco más de un año de vida. Este no es el primer ataque que sufre Carlos Daparte, el propietario de la granja, en lo que va de año concretamente es el cuarto animal muerto en los últimos seis meses, tres reses y un burro, que defendía los demás animales de los cánidos.

El hecho de que la finca estuviese completamente cercada por un muro de piedra de un metro y por alambres electrificados por un pastor no impidieron a los animales salvajes realizar la agresión, que pudo ser mucho peor, puesto que en la propiedad se encontraban un total de 16 ejemplares de ganado.

A Daparte lo alertó el ruido de las reses al apresurarse para entrar en la cuadra sobre las 4.00 de la madrugada, por esa razón decidió echar un vistazo. Tras observar que faltaban dos animales, el ganadero decidió salir en su busca, al instante se encontró a una de las vacas perdidas que logró escapar del ataque, y también a una novilla muerta por el ataque, en un camino próximo a la finca.

El ganadero mostró su cansancio por los reiterados ataques de los cánidos en el lugar este año. Asegura que el seguro le reembolsa 1.200 euros por cada animal, pero explica que no es suficiente, ya que el coste de la pérdida es mayor, según el ganadero. Por su parte, Unións Agrarias exige "una respuesta clara" por Medioambiente, después de la cantidad de ataques que están sufriendo los ganaderos en Rodeiro, pero también en zonas de Dozón, Vila de Cruces y de Lalín. En este sentido, técnicos de este Consellería, se personaron ayer por la tarde en el lugar de Barregallos para evaluar los daños ocasionados por los depredadores.